Existen dos maneras de sembrar: de manera directa en el lugar definitivo donde se va a desarrollar el cultivo y en semillero. La profundidad de siembra como regla general será 3 veces el tamaño de la semilla.
De manera directa.
Sembraremos de manera directa las semillas fuertes y grandes como pueden ser las semillas de calabaza, maíz, melón, sandía, haba... También las semillas de las variedades que no pueden ser trasplantadas como el rabanito, la zanahoria, la espinaca, el perejil... Realizaremos un hoyito de la profundidad adecuada a la semilla y depositaremos en el de 2 a 3 semillas. Una vez que las semillas hayan germinado y empiecen a desarrollarse las plantitas eliminaremos las más débiles dejando la más fuerte.
En semillero.
Sembraremos en semillero las semillas más débiles y que necesitan protección en su desarrollo como son los pimientos, berenjenas, tomates, lechugas... Podemos utilizar como semillero desde macetitas pequeñas hasta envases de yogur vacíos, siempre de que dispongan orificios para el drenaje, aunque se recomienda que sean de corcho. Los llenaremos con un sustrato adecuado (compost) y apretaremos éste sustrato firmemente a continuación sembraremos de 2 a 3 semillas al igual que en la manera directa.
Hay algunas variedades que podemos sembrar directamente o en semillero como los melones, sandías, acelgas, pepinos...Las ventajas que tiene sembrar en semillero es que podemos proteger las siembras del frío y del calor extremo. En invierno podemos cubrir el semillero con un plástico para evitar las heladas (el plástico nunca debe tocar las plantitas) y en verano podemos trasladar el semillero a lugares en semi-sombra para que no reciban directamente los fuertes rayos del Sol.
También podemos adelantar la temporada del cultivo como puede ser el caso en tomates, pimientos y berenjenas.
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Foto: Huerta Ecológica y Comunitaria Cantarranas / Flickr.