Desde que recuerdo, en mi familia siempre hemos tenido huerto, tanto en el pueblo como en la ciudad. Recuerdo cuando de pequeña llegaba a La Casilla y mi abuelo estaba en el huerto. Cogíamos una alcachofa y nos íbamos comiendo sus hojas mientras recorríamos el huerto. Recuerdo la pequeña azada que me regaló para poderle ayudar a plantar patatas.
Años más tarde, ya en Córdoba, en la parcela, recuerdo ayudar a mi padre a plantar patatas, cebollas, pimientos, tomates, berenjenas, habichuelillas verdes, calabacines, calabazas,... Y bueno, siempre hemos tenido fruta como naranjas, mandarinas, limones, manzanas, ciruelas rojas y claudias, peras, fresas, albaricoques, brevas, higos, azufaifos,...
Supongo que de ahí me viene el querer tener un huerto en casa. Cuando el año pasado por estas fechas le comenté mi proyecto a Juanlu, en contra de lo que yo había pensado, ya que él es bastante urbanita, le pareció una buena idea y comenzamos con la aventura.
Lo primero fue elegir el lugar donde ponerlo y pensamos en el sótano junto a la puerta de entrada desde el jardín donde también hay una ventana, un lugar con luz y una temperatura constante.
Lo siguiente fue pensar la estructura que podíamos poner dependiendo del espacio disponible para ello.
Luego decidir lo que queríamos plantar. Quería plantas aromáticas para cocinar y algunas verduras.
Nos fuimos a Bricor a comprar la estructura de madera que mejor nos venía, tierra y algunas plantas de tomates, pimientos, berenjenas, tomillo y albahaca. El fin de semana anterior me había comprado una planta de curry que también iba a plantar con el resto de plantas aromáticas. La última vez que había ido a Ikea me había traído unos bonsáis cítricos que también plantamos. Y no me podía olvidar de poner en el huerto una planta de menta que tenía en casa, regalo de mis cuñados.
Ya con todo, nos pusimos manos a la obra. Lo primero montar la estructura sobre un palet al que le habíamos puesto ruedas para poder mover en todo momento el huerto. Luego lo llenamos de tierra y fuimos colocando las plantas. Y por último regarlas.
¿Qué os parece el resultado?
Me hizo mucha ilusión la primera vez que recogimos los frutos de nuestro huerto.
Espero que mi pequeña experiencia os anime a poner un huerto urbano, en el patio, terraza,... en cualquier lugar es bueno y la satisfacción que te crea cuando recoges los frutos es enorme.