En realidad es la primera vez que voy a recolectar mis propias semillas para el huerto, al menos de una manera un poco seria pues creo recordar que la manera en que empezó todo esto fue cuando hace dos veranos me dio por sembrar una semilla de un tomate del que acababa de dar buena cuenta en una maceta de la terraza y cuyo resultado no fue nada alentador por culpa de mi absoluto desconocimiento en la materia ya que seguramente no solo estaba sembrando un tomate hibrido sino que además puse tres semillas en una maceta y el resultado fue que salieron tres preciosas tomateras que no dieron ni un solo tomate. Al año siguiente volví a probar con otro tomate que por lo menos parecia tener mejor sabor y aroma y para rizar el rizo dejé una sola planta por maceta, y he aquí mi perdición porque ese año comí mis primeros tomates y desde entonces he de reconocer que no he podido parar.
Volviendo al presente y ya con alguna técnica más depurada paso a contar la manera que considero ha de ser la más efectiva, por lo leido y consultado en diversas fuentes:
1. Escojo los tomates que dentro de las posibilidades se encuentren en los parametros normales en cuanto a tamaño, es decír ni grandes ni pequeños. Hay quien dice que es mejor escoger las semillas de los primeros frutos porque éstos son mas fuertes y la calidad de las semillas es mejor, pero yo lo que busco principalmente es que a los frutos les haya dado tiempo a adaptarse un poco a las condiciones climaticas de mi zona que es el el principal motivo por el cual decido recolectar mis propias semillas, huelga decír que también lo hago por ahorrar costes de producción (así queda más profesional y no quedo como un tacaño)
2. Saco las semillas junto con la pulpa, hay quien hace esto con una cuchara de una manera un tanto más delicada pero yo prefiero utilizar métodos menos ortodoxos, es decír utilizo la famosa técnica del espachurre haciendo una incisión en el tomate y apretando como si tratara de exprimir una naranja. Ojo a los de estomago difícil porque el escenario resultante puede ser similar al de una escena de Psicosis...zumo de tomates por todas partes y una victima mutilada.Luego viene el remordimiento por el desperdicio de no haber ido pa´dentro.
3. En unos vasos de cristal pongo las semillas junto a su pulpa y los dejo hasta que una capa de moho recubra dicha mezcla. Esto puede parecer un poco asquerosito, pues no solo cometemos un crimen sino que además convivimos con la victima hasta que se apolille pero en realidad lo que hacemos es protegerla de posibles bacterias mientras las semillas estén guardadas esperando su vuelta a la vida.
4. Una vez retirada la capa de moho (esta vez si que utilizaremos la cuchara) ponemos la viscosidad de semillas y pulpa en un colador y colocamos bajo el chorro del grifo para queden las semillas libres de pulpa e impurezas.
5. Dejamos secar completamente, preferiblemente sobre un trapo absorvente en vez de papel al retirar las semillas es posible que se queden restos de papel incrustados.
Las guardamos en un sitio fresco, seco y alejado de fuentes de luz.
6. Hasta el año que viene. (Si Dios quiere)
Semillas con su pulpa recién extraidos
El jugo resultante comienza a cubrirse de moho antibacterias