Amo mi jardín pequeño donde puedo encontrar un oasis de paz. Allí, me pongo en armonía con el mundo entero y puedo llenarme de la energía de la vida. Cantan los pájaros como en un sueño y hasta el picaflor apresurado se detiene a saludarme.
Cada estación llena mi pueblo de colores y aromas. Ahora, el otoño cubre las calles de mieles crujientes e incendia los liquidámbar y los robles.
Las nieblas cubren con sus tules grises las mañanas que luego el sol inundará de luz.
Aquí, entre los huecos de sombras verdes y el lago del césped encuentro la mejor parte de mí.
La Bruja.
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