Para los que no pretendéis producir cara a la venta y os conformáis con vuestro pequeño huerto orgánico autosuficiente, os propongo una reflexión que merece la pena realizar.
Si por un momento nos paramos a pensar y a calcular nuestras necesidades anuales de fruta y verdura os sorprenderíais con la cantidad de género que se nos pierde en la tierra, bien por falta de tiempo para recogerlo, quizá olvidado en el almacén o simplemente por desidia personal otoño-invernal.
En fin, la cantidad perdida supera en algunos casos hasta la mitad; para pensárselo dos veces ¿verdad?
Valorada la demanda anual y hechos los cálculos (dependientes fundamentalmente de nuestra dieta), remodelaremos nuestro huerto en base a un camino central serpenteante , el cual dará al vergel un aspecto equilibrado, hasta bucólico, un trocito de paraíso.
A los lados islotes cómodos, en los que hasta las hortalizas más alejadas del camino se dejen cosechar con facilidad.
Detrás de la última hortaliza comienza el "boom" floral, acabando allá, en el fondo del huerto, con arbustos y árboles frutales.
Con este plan conseguiremos muchísimos objetivos: mejor control de nuestros cultivos, óptima rotación de plantas e íntima asociación con flora auxiliar, población escandalosa de fauna auxiliar, biomasa extra para mullir el suelo y sobrante además para crear buenos montones de compost, estabilidad auténtica del ecosistema huerto, etc.
Todo el sin fin de vivaces y arbustos cubrirán el suelo aéreamente eliminando la gran mayoría de las adventicias y creando una paleta de colores indescriptible.
Pasan los años y el mantenimiento de vuestro vergel se limitará a segarlo "a ras" de suelo una vez al año. El climax hortícola al alcanze de cualquiera.
Nos vemos.
Ion