No solo porque son bonitas, porque son agradables para pasear en solitario, con mascotas o con niños pequeños. También porque, desde todos los puntos de vista, son necesarias para el medio ambiente. Los árboles contribuyen a que la contaminación disminuya y a que haya más oxígeno limpio y respirable. Eso, en núcleos urbanos donde el ruido, la polución y los gases contaminantes de los vehículos son constantes, es algo esencial para la vida.
Los responsables de que la jardinería colectiva se respete y se consolide son los ayuntamientos, que son quienes tienen que invertir en estas necesarias y agradables zonas verdes. Pero ¿qué podemos hacer nosotros como individuos? Precisamente, recurrir a ese concepto hogareño de la jardinería.
Es decir, invertir en crear nuestros propios espacios verdes. Para ello, podemos, primero, buscar tutoriales y aprender qué podemos hacer en función del espacio disponible, pues no todos tenemos la suerte de tener un patio o un espacio abierto en general. Además, está claro que la jardinería en ocasiones puede implicar gastos, pero para todo hay una vía, pues podemos ahorrar o solicitar préstamos por internet en alguna entidad de financiación o en un banco, pero lo más importante es que esto se perciba como una inversión, pues mejora la imagen de los espacios que vivimos y también contribuye a la mejora de nuestras condiciones de vida.
Con él, podremos empezar a comprarnos los útiles de jardinería más básicos, como regaderas, rociadores de agua, fertilizantes, macetas, tierra orgánica y, claro está, semillas. Las personas que todavía no nos atrevemos a responsabilizarnos de los cuidados de una planta desde su nacimiento, también podemos comprarlas ya crecidas, con la única responsabilidad de regarlas y ponerlas donde hay sol.
Es importante recalcar que el dinero que deseemos invertir en jardinería para mejorar nuestros espacios, ya sea mediante el uso de nuestros ahorros o cualquier otro medio, siempre debe adaptarse a nuestras necesidades y posibilidades y no necesariamente se deben invertir grandes cantidades de dinero, pues lo más importante es el cuidado, responsabilidad y respeto que nosotros aportemos, nuestro grano de arena.
Solo necesitamos dos cosas: ganas y responsabilidad. Las flores y las plantas son seres vivos, y como tal, merecen cuidados e incluso comprensión. Quizá no sean tan comunicativas como un animal, pero podemos percibir su esencia vital y podemos ser conscientes de cuándo necesitan beber o tomar el sol. Es cuestión de aprender, como con todo. Contribuyamos a crear naturaleza siempre que sea posible.