En él, se quejaba de que muchos piden ayuda o preguntan sobre algo pero nunca vuelven a explicar cómo acabó la cosa o si el consejo que les dieron les resultó de utilidad.
Servidora es la primera que reconoce su error: anuncié aquí en exclusiva mi futura maternidad alcachofil pero nunca expliqué el final de la historia. Así que ahí va.
En invierno de 2008, compré un plantel de alcachofa en el mercado.
Había leído que necesitaban bastante espacio para crecer, y es que los marcos de plantación recomendados para esta hortaliza es de entre 1 metro y 80 centímetros entre líneas y 80 cms entre plantas.
Una burrada si se quiere trasladar a un macetohuerto, pero ahí estaba yo, con mis ganas de experimentar y el plantel en una mano mientras buscaba un macetón apropiado.
El más grande que tenía libre medía 33 cms de diámetro y 40 de altura, así que allí lo transplanté.
Si los cálculos no me fallan, eso son unos 32 litros, que inicialmente me parecieron que podían ser suficientes. La mata empezó a crecer y a hacer un montón de hojas preciosas. ¿Las habéis visto en directo en alguna ocasión? Son de un verde grisáceo y de tacto aterciopelado.
Nunca me ha extrañado ver que una hortaliza “no tira” en el macetohuerto, y menos a sabiendas de que la estoy cultivando en un contenedor mucho más pequeño de lo deseable, pero tampoco he dejado de intentarlo. Cabezota que es una.
El caso es que aunque la planta iba creciendo, sólo lo hacía a lo ancho, pero no a lo alto. Solo tenéis que fijaros en la foto superior para ver que el diámetro de la mata superaba el ancho de la maceta pero su altura era de tan solo unos 15 centímetros. Me dije que si se trata de una planta plurianual, quizá le costaba un poco más o que ganaría altura a base de los años. Los meses fueron pasando y ¡en abril! fué cuando descubrí la primera alcachofa. La primera pero también la única.
Aquí la tenéis a finales de Mayo. No me atreví a recogerla porque me daba pena. ¡Era tan pequeña! Finalmente se abrió y floreció, pues la alcachofa no es ni más ni menos que la flor de la planta, que cosechamos cuando es un capullo. Aprovechando una KDD de Infojardín encontré una madrina para ella y se la llevé para que la transplantara a su huerto. Me consta que agarró sin problemas pero perdí el contacto con la forera y no sé cómo acabó la historia por su parte.
Me encanta cultivar cualquier cosa que caiga en mis manos, ni que sea una vez. Pero repetir el cultivo y destinarle un espacio el año siguiente depende de muchas cosas: de su sabor, productividad, y del esfuerzo que me supone. Desgraciadamente, con las alcachofas no me compensa, y supongo que es por ello que tampoco veo muchas plantadas en algunos huertos de tierra-tierra.
Una planta plurianual como es esta requiere de un espacio del que no todo el mundo dispone.
Si a pesar de todo os animáis a cultivarlas, debéis saber que podéis empezar de dos modos distintos: sembrando semillas o con esquejes, también llamados estacas o hijuelos. Aparecen en la base de la planta madre y se separan de ella para así poder plantarlos en otro lugar. Podéis ver todo el proceso en el álbum de fotos que Nelet de Infojardín compartía en su Picasa hace unos años y os sorprenderéis por su aspecto. Parece mentira que de un palo seco pueda surgir vida. Pero las alcachofas son así. Hermosas y productivas si se tiene suficiente espacio.
Algunos videos sobre el cultivo de alcachofas
Como nunca está de más aprender algo más sobre las hortalizas que consumimos, os dejo unos cuantos videos que he recopilado sobre su cultivo. Espero que os gusten y que si os animáis a cultivarlas tengáis más suerte que yo. ¿Me contaréis el final de la historia? ¡Saludos!
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