Llega la primavera, estación de paz y belleza con nuestras plantas

Estación de la paz.

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Descubro hace unos días que son los tilos los primeros en dejar ir sus hojas como grandes lentejuelas amarillas, y aunque el viento fresco de la mañana nos dice que es por fin otoño, el calor del mediodía nos habla de un verano que no se quiere ir.

  Aún hay en el jardín algunas flores dormidas con su blancura en jazmines y madreselvas, perfuma por la noche la alegría de los Don Diego y amanece el festejo de los pájaros.

   Hay en las calles humo que huele a la delicia de los eucaliptus y nos embalsama los sentidos. Algunos aceres manchados de luz bailan con sus gotas de miel en cada ráfaga.

   Han callado las chicharras, pero vienen los picaflores a poner sus aleteos por los Clavos de fuego o los hibiscos rosados.

    Manchas marrones indican la quemazón del césped tras la larga sequía.

   Rápidamente cae la tarde que en pocos días se apresura a llegar con una sombra mas fría, como de neblina insinuada. A veces, aun se atreven los grillos a cantar sus arrullos.

   Pronto, muy pronto, desplegara sus galas este otoño recién llegado.

¡Bienvenida, estación de la paz!...
 
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