¿Una piscina de piedra? Si, así como lo lees. En las cercanías de la madrileña localidad de Chinchón, nos encontramos con una antigua finca dedicada a los cultivos de huerta y regadío, cuya nueva propietaria ha recuperado con sumo cuidado y sensibilidad, manteniendo el carácter castellano tanto de la vivienda en sí, como de sus inmediaciones y jardines.
Así nos encontramos con una piscina de piedra natural que el tiempo y sus antiguos propietarios habían deteriorado.
El paisajista y restaurador de jardines Juan Luis Ruiz de Dyezma ha conseguido devolver el esplendor a esta piscina de piedra lleno de vida.
Éste es el resultado del trabajo final llevado a cabo en la piscina de piedra: está decapada la superficie, impermeabilizada la piedra y abastecida por el manantial natural de antaño, una vez recuperado de nuevo su cauce original. Cuando decimos "piscina natural", lo utilizamos con propiedad de la expresión, dado que la piedra es autentica de Colmenar y el agua proviene de un manantial próximo. Una vez que rebosa el nivel de la piscina, sale por otra canalización y continúa su paseo por la finca. En ella no se utilizan ningún tipo de productos tales como alguicidas, cloros, floculantes...
En esta imagen podemos apreciar en el estado de abandono en que se encontraba la citada piscina, que había sido pintada del chirriante "azul cloro" en su totalidad. Al comenzar a decapar la pintura descubrimos que era de piedra de Colmenar. También nos dimos cuenta de que en su origen la piscina era abastecida por uno de los tres manantiales que corren por esta privilegiada finca.
En esta imagen se puede observar cómo al retirar toda la maleza, apareció la entrada original de agua del antiguo manantial a la piscina.
He aquí el trabajo final de ajardinamiento y recuperación del manantial. Se ha cubierto parte del terreno con una pradera de césped y tapizado los muros con trepadoras. Podemos deleitarnos con la imagen del Polygonum en flor como cobertor de todo el talud. A ambos lados del lugar donde emerge el manantial, se han cultivado canna indica y papyrus cyperus, perfectos para la zona húmeda en la que se encuentran.
Otra instantánea de la finca antes de la reforma. Podemos observar las plantas que rodeaban a la piscina y que se han mantenido hasta hoy. La gran Sophora japonica que vemos a la derecha de la imagen estaba muerta, así que se optó por la tala.
Como podemos apreciar en las imágenes, la vegetación circundante a la piscina se ha respetado. La Sophora japonica ahora se ha convertido en un "macetero" de un Arce palmatum disectum, creando un entorno tan natural que parece parte del curso del río de una serranía.
Pequeño lugar de tertulia aprovechando la antigua columnata de piedra, donde la propietaria y sus amigos, artistas en su mayoría de Chinchón, charlan distendidamente.
