En la paz infinita de la tarde solo el zorzal libera en el aire su monotono canto. Demasiado calor en este diciembre aun no convertido en verano. Sa han quemado las rosas por el violento aliento de este sol furioso y solo florece el jardin a la sombra, en las sedas rosadas de las alegrias del hogar, en las petunias resistentes o en los hibiscos decididos. Hasta los diminutos jazmines de leche se vuelven rapidamente marrones sin poder esparcir sus perfumes. Con este atardecer descolorido se abren en silencio las flores del Don Diego, amarillas y fucsias en mil combinaciones diferentes. Se despiden los horneros y se apagan los ultimos ruidos de la gente. Toda la vida pide la lluvia que lave, pero tambien que deje en el aire su frescura humeda. Ya esta aqui el verano...
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