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Había una vez una pequeña niña llamada Goretti, quien vivía en un orfanato. A diferencia de los demás niños, Goretti era sordomuda, lo que dificultaba su comunicación con los demás. Aunque siempre mostraba una sonrisa en su rostro, su corazón se llenaba de tristeza al ver cómo los demás niños encontraban hogares amorosos y eran adoptados uno tras otro.
Goretti anhelaba con todo su ser tener una familia, alguien que la amara y cuidara. Sin embargo, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, pero nadie parecía interesado en llevarse a Goretti a su hogar. Algunas familias temían que su sordera y mutismo fueran demasiado difíciles de manejar y optaban por niños sin estas dificultades.
A pesar de su desaliento, Goretti seguía luchando, esperando que algún día su suerte cambiara. Pasaba horas leyendo cuentos y fábulas en silencio, aprendiendo de las historias que encontraba en los libros. Su imaginación y creatividad le permitían viajar a mundos mágicos y soñar con un final feliz para su propia historia.
Un día, mientras jugaba en el jardín del orfanato, Goretti observó a una pareja de hombres que parecían muy felices. Se llamaban Gabriel y Nicolás, y eran dos personas amorosas y llenas de bondad. A diferencia de los demás, ellos no veían las limitaciones de Goretti, sino su belleza interior y su fuerza.
Gabriel y Nicolás pasaron tiempo con Goretti, aprendiendo a comunicarse con ella a través de gestos y lenguaje de señas. A medida que se conocían mejor, la niña comenzó a confiar en ellos y a sentir un vínculo especial. La pareja comprendió que el amor no conocía barreras y estaban dispuestos a brindarle a Goretti el hogar que siempre había soñado.
Así fue como Gabriel y Nicolás decidieron adoptar a Goretti. Juntos, construyeron un hogar lleno de risas, amor y aceptación. Goretti finalmente tenía una familia que la amaba incondicionalmente y que entendía su forma única de comunicarse. Los días de soledad quedaron atrás y la niña descubrió el significado de la verdadera felicidad.
La historia de Goretti se convirtió en una inspiración para muchos, ya que demostró que el amor verdadero puede trascender cualquier barrera. Las diferencias no son obstáculos cuando se trata de dar y recibir amor. Goretti, Gabriel y Nicolás vivieron felices para siempre, demostrando que una familia se construye sobre el amor, la comprensión y la aceptación, sin importar cómo sea conformada.