De la historia no vamos a hablar, en la página del ayuntamiento de Valencia hay información muy bien expresada y muy clara, para ampliar solo hay que buscar en internet. Es la típica historia de herencias, matrimonios, restauración,... interesante. También vamos a pasar por alto el tema de los leones de la entrada, íntegros en sus atributos, pero al parecer demasiado pequeños para flanquear la entrada al congreso. Vamos a explicar qué se puede ver en este jardín, qué hace tan especial a este rincón para todo el mundo, todo tipo de público disfruta en él y encuentra un espacio que se ofrece como un descubrimiento. Es un jardín muy embaucador y te hace pensar que lo has descubierto tú cuando atraviesas sus puertas.
Nada más entrar nos sorprendemos con los setos que bordean las estatuas de mármol. Imitan los laberintos vegetales de las historias medievales. Encontramos boj, ruscus, aligustre,... muy bien cuidados y recortados. Lo que más llama la atención de todo el jardín es el trabajo de los jardineros, se nota y se luce.
En los cruces de caminos, pequeñas fuentes, se repiten infinidad de veces. Las sombras que se forman al atravesar el sol la vegetación hacen estos rincones mágicos.
¿Qué tal atravesar un pasadizo de madreselva? La última vez aquí se hacían fotos unos novios, debe ser la causa más común de molestia que nos podemos encontrar, pues el jardín es extremadamente tranquilo. Muchas personas acuden a leer un libro, o ver como fluye el agua en las fuentes, o observar la floración de los 69 hibiscus.
O atravesar arcos sin puerta para encontrarnos en un espacio discreto y especial.
Os recomendamos esta visita, seguramente retendreis este jardín para siempre en la memoria como el jardín que descubristeis un día por casualidad, que solo conoceis vosotros.
¡Saludos a Neptuno!