Los 14 errores más comunes al plantar en el jardín

Este artículo es original de Fernando PGARDENS de Personal GARDEN Shopper

20. Los 14 errores más comunes al plantar en el jardín



1 Los diferentes climas y terrenos no favorecen el cultivo de las mismas plantas en todos los lugares.

Es importante conocer también, además del clima del lugar en que vivimos y la naturaleza del suelo que tenemos a nuestra disposición, las condiciones de adaptabilidad ambiental de los vegetales.

En lo que respecta a las plantas ornamentales más difundidas, la investigación floral ha permitido seleccionar variedades adaptables a los distintos lugares (entendidos como clima y terreno).

Para conseguir un hermoso jardín es fundamental tener las ideas claras sobre cómo se presentará en los distintos meses del año.

Cada clima y cada suelo favorecen el desarrollo de una vegetación específica, de modo que antes de escoger plantas exóticas y extrañas sería necesario elegir entre las especies autóctonas que son las que pueden responder mejor a nuestras exigencias.

Un pino rodeno o pino marítimo plantado en un jardín de una zona semidesértica continental nunca podrá desarrollarse con la majestuosidad y belleza con que lo haría en un parque del litoral u otro lugar donde la planta sea nativa o naturalizada.

Sería siempre diferente, crecería penosamente y en disonancia con la vegetación que lo circunda.

Lo mismo cabe decir respecto a las plantas típicas de climas fríos, que se marchitan y mueren rápidamente en las zonas cálidas.

Si queremos conseguir un jardín frondoso y florido, lo mejor es buscar plantas y arbustos locales, que encuentren en su propio lugar de origen las condiciones óptimas de crecimiento, y escoger especies de praderas adaptadas a las condiciones particulares de situación y de exposición entre lo mejor que ofrezca el mercado.

Exacto Claudio, son múltiples los errores que se producen por el desconocimiento del clima y de la composición del terreno en el momento de plantar; estos errores tienen que ver con la elección de la posición más adecuada (sol/sombra), el uso de protecciones apropiadas y la época de plantación.

Con referencia al suelo, debemos tener en cuenta el discurrir de las aguas (pendientes y drenaje), las correcciones, los trabajos preliminares, las diversas operaciones de cultivo y la estructura del suelo.

Por tanto y por lo dicho hasta ahora, tenemos que el error 1 de nuestra selección, que no significa que sea el más importante, es escoger plantas o arbustos no adaptados al clima de la zona.

A veces, el aspecto agradable y la originalidad de una planta incita a comprarla y a instalar ejemplares vegetales que se adaptan mal al tipo de clima de la zona.

La consecuencia más evidente será un crecimiento lento, el decaimiento general de toda la planta y, en los casos extremos, su muerte.

Difícilmente, en los jardines de las zonas más frías, plantas como la buganvilla o la aralia en plena tierra o algunas especies de jazmín podrán soportar los duros inviernos, así como tampoco los árboles y arbustos originarios de regiones más bien frías se avienen al clima cálido y sofocante de las regiones más calurosas (alerces, secuoyas, cipreses de los pantanos, etc.).

En las terrazas, en cambio, dadas las posibilidades de crear protecciones contra el frío o el calor escogiendo el terreno y la técnica de cultivo oportunos, podremos cultivar casi todo tipo de arbustos, siempre que tengamos presente que normalmente en esas condiciones el desarrollo vegetativo de las plantas es menor.

2 Es un error plantar un jardín en época equivocada.

Aunque hoy en día la mayoría de plantas ornamentales son entregadas con el pan de tierra y podrían instalarse en cualquier estación, plantar árboles o arbustos en verano o en pleno invierno siempre es arriesgado.

En la estación cálida, el desarrollo de las raíces en la tierra es más difícil, por lo que es necesario prever riesgos más frecuentes e instalar una protección eficaz contra el sol excesivo. En invierno, en cambio, el suelo helado o empapado de agua y el reposo vegetativo de las plantas aumentan el riesgo de un arraigamiento escaso.

Las estaciones propicias para plantar árboles y arbustos, así como para sembrar césped, serán el comienzo de la primavera en las zonas más frías y el otoño en las regiones de clima invernal benigno.


3 Es un error sembrar el césped en época equivocada.

Para que las semillas minúsculas de las especies de césped nazcan y se desarrollen de modo uniforme, son necesarias las condiciones climáticas frescas y húmedas propias de los meses de inicio del otoño.

También los primeros meses de primavera pueden ser idóneos. Sembrar en otoño, o en otras condiciones favorable para el nacimiento y desarrollo de las especies vegetales del césped, comporta notables ventajas:

Crecimiento anticipado y uniforme del césped en el inicio de la primavera.

Limitación del desarrollo de las malas hierbas, pues la formación de la capa de hierba impide y retarda el crecimiento de las malas hierbas (en particular de las especies anuales o bianuales) en primavera.

4 Es un error disponer los árboles y arbustos sin tener en cuenta sus exigencias de luz.

Muchísimas especies arbóreas y arbustivas ornamentales prefieren zonas sombrías; otras, en cambio, vegetan mejor a pleno sol. La sombra, en el caso de los árboles, puede proceder de los muros de la casa o del cerco; a los arbustos les pueden dar sombra los propios árboles que los rodean.

Errar en la posición retarda el crecimiento de las plantas y puede causar múltiples inconvenientes, como una floración escasa o débil, alteración en la forma y en el color de las hojas o su caída precoz, deformaciones en la corteza de los árboles, etc.


5 Es un error no prever técnicas o protecciones para plantas sensibles a las variaciones de temperatura.

Raramente se produce, incluso en las regiones de invierno.

Se trata de una solución propia de los jardines botánicos de las ciudades septentrionales, donde las palmeras y las trepadoras tropicales (buganvilla, hoja carnosa, etc.) se cultivan en macetas. En las terrazas puede bastar con colocar estas especies en lugares bien protegidos, proteger las raíces y las partes aéreas, y controlar periódicamente el estado de salud de la vegetación.

6 Es un error elegir especies arbóreas, arbustivas y herbáceas sin tener en cuenta la estructura física del suelo.

Con frecuencia, los jardines nuevos se plantan en terrenos de acarreo o, peor aún, en el terreno obtenido de la excavación de los cimientos de la casa. Se trata, pues, de un suelo estéril que, con mucha frecuencia, presenta una granulometría uniforme que tiende a lo arcilloso o a lo arenoso, nada adecuado para el cultivo y la vitalidad de tantas especies ornamentales.

La elección de las plantas, por lo tanto, debe realizarse teniendo en cuenta la calidad del suelo.

Es esencial que conozcamos, aunque sea a grandes rasgos, las características estructurales del suelo y las exigencias de las especies que allí pretendemos cultivar.

Una manera de saber si se trata de un suelo suelto o compacto es observándolo después de una lluvia abundante: si la absorción de las aguas es veloz, se trata de un suelo arenoso; si se estanca, el suelo seguramente es compacto.

Sin embargo, convendría disponer sobre los suelos de los jardines recién formados una capa de unos 30-40 cm de tierra abonada para poder ampliar la gama de las variedades cultivables y obtener en poco tiempo una renovación vegetativa más rápida y eficaz.


7 Es un error no corregir el suelo en los puntos del jardín donde se desea plantar especies arbóreas y arbustivas particulares.

Muchísimas plantas ornamentales para desarrollarse correctamente necesitan condiciones particulares del pH del suelo.

Entre las más buscadas se encuentran normalmente plantas y arbustos acidófilos, como por ejemplo las camelias, las azaleas y los rododendros, para los cuales, si el suelo no responde a sus exigencias, es necesario excavar amplias fosas, llenarlas de turba, hojas, agujas de pino y otros materiales que puedan convertir el terreno en apto para el desarrollo de las raices. Sólo con estas condiciones es posible asistir a un desarrollo considerable de los arbustos y a una floración abundante y prolongada.


8 Es un error plantar el jardín en un suelo de mala calidad.

En las casas recién construidas, el terreno del jardín frecuentemente está constituido por material procedente de las excavaciones para la construcción del edificio o de terreno de acarreo, y está lleno de residuos de los materiales de construcción (ladrillos, baldosas, trozos de hierro, etc.), que deberán eliminarse completamente para evitar alteraciones en la composición del suelo (cemento, yeso, cal, etc.) y para no dañar las herramientas durante las operaciones de cultivo.

La tierra proveniente de las excavaciones, como la de acarreo, en general esta desprovista de microorganismos y de materia orgánica, por lo que resulta difícil de trabajar y no es adecuada para el desarrollo de las raíces.

Por lo tanto, antes de iniciar los trabajos sería conveniente sustituir o al menos mezclar los estratos superficiales con una tierra abonada con grandes cantidades de estiércol, hojas y material orgánico parcialmente descompuesto, a fin de conseguir una mejora de las características estructurales, químicas y microbiológicas, que constituyen la premisa básica para obtener los resultados deseados.


9 Es un error no dar al terreno la pendiente justa cuando se planta un nuevo jardín.

Con frecuencia se encuentran en un jardín hundimientos, ondulaciones y pendientes que dan movimiento al entorno y suavizan el paisaje.

Estas condiciones particulares pueden recrearse con simples arriates floridos de plantas anuales o con jardines rocosos, laguitos con plantas acuáticas, etc.

Para evitar que en algunos puntos se estanque el agua de lluvia o del riego y en otros se absorba con velocidad y peligro de sequía, es necesario dar al suelo, antes de plantar nada, la pendiente justa, mediante surcos y pequeños canales.

Se pueden preparar también pequeños muros, pavimentos, elementos estructurales y otros recursos arquitectónicos que sean útiles para la absorción o la retención de las aguas y que, a la vez, armonicen con el entorno.

10 Es un error no prever un drenaje parcial en los suelos demasiado compactos.

No pocas veces el suelo del jardín es arcilloso o presenta, inmediatamente debajo de la superficie, una capa más o menos espesa de suelo impermeable.

Esto se observa después de la Iluvia cuando, aunque la superficie esté bien nivelada y posea la pendiente justa, siga existiendo un estancamiento del agua sobre el terreno y su absorción sea dificultosa y lenta.

Las plantas arbóreas (en particular, Magnolia grandiflora, Fagus sylvatica Dawyck, Liriodendron tulipifera, algunas encinas, etc.) prefieren terrenos bien drenados, pues son particularmente sensibles a la asfixia radical, es decir, a la falta de aire en las raíces causada por el estancamiento del agua.

Los síntomas de asfixia se advierten inicialmente en las hojas (manchas negruzcas y redondeadas) y bajo la corteza del tronco (oscurecimiento y ennegrecimiento), así como por un debilitamiento general que puede provocar la muerte de ejemplares, incluso de notables dimensiones.

Sin intervenir con excavaciones del terreno, demasiado costosas y difíciles, se pueden practicar pequeños pozos y agujeros de, al menos, un metro de diámetro, para interrumpir el estrato impermeable.

Luego es necesario llenarlos con guijarros, arena, arcilla extendida, ramas secas, etc., con objeto de crear zonas de absorción fácil y un buen aireamiento en los puntos más peligrosos.

11 Es un error usar materia orgánica que contenga semillas de malas hierbas para la preparación del lecho de siembra del césped.

La distribución del estiércol o del mantillo antes del trabajo de arado resulta fundamental también cuando se proyecta el cultivo del césped. Sin embargo, es fácil que mantillos preparados en lugares abiertos o estiércol dejado en reposo en lugares poco adecuados contengan un número elevado de semillas de plantas contaminantes.

Si la superficie destinada al césped no es particularmente extensa, convene comprar los preparados existentes en los comercios a base de turba, estiércol y otras materias orgánicas enriquecidas con abonos minerales y esterilizados.

Si la cantidad de material que se ha de comprar supone un gasto demasiado elevado, conviene preparar el mantillo en casa estratificando una buena tierra con estiércol u hojas.

Lo dejaremos reposar al menos un año en lugares protegidos del viento (vehículo principal de las semillas contaminantes) e intervendremos frecuentemente durante la fase de maduración, removiendo y eliminando las eventuales plantas adventicias que crecerán sobre el montículo, antes de que florezcan y produzcan semillas.

12 Es un error no instalar un sistema fijo de riego en el césped.

El coste elevado de la construcción de un jardín (gastos para la preparación del terreno, para la compra y la instalación de los árboles, arbustos, pavimentación, aparatos en general) inducen con frecuencia a tratar de ahorrar en los accesorios, entre los cuales normalmente se incluye el sistema fijo de riego.

Las bellísimas praderas inglesas, irlandesas y de las regiones del norte de Europa en general presentan siempre un intenso verde brillante, gracias a las frecuentes lluvias que en esas regiones pueden ser incluso diarias, mientras que el clima español, en todas las regiones, se caracteriza por periodos más o menos largos de sequía.

Una pradera constantemente verde durante todo el verano está supeditada en nuestras regiones a una distribución sistemática y uniforme de agua en las horas sin sol. Regar constantemente durante esta estación puede resultar costoso, pero, por otra parte, interrumpir el riego o disminuir su frecuencia puede conllevar el desecamiento de amplias zonas de nuestro césped.

Existen en el comercio muchísimos sistemas de riego subterráneo y superficial para jardines, con mandos manuales o automáticos, y de muy diversos precios, de modo que podemos determinar cuál es el sistema que mejor responde a nuestras necesidades.

13 Es un error, en el momento de la instalación, no tratar cuidadosamente el terreno.

Como ya hemos indicado, es necesario eliminar del terreno todo el material que no sirve para el desarrollo y el crecimiento de las plantas, y que de algún modo puede resultar dañino.

Además de los guijarros, los restos de ladrillos y otros materiales, es importante eliminar también todos los residuos de la vegetación anterior, en particular los órganos subterráneos de malas hierbas infestantes.

Por lo tanto, es necesario sacar a la superficie races, rizomas, semillas y brotes, y que deberán ser eliminados mediante un rastrillaje preciso, antes de que el fresado y el desmenuzamiento de los terrenos los diseminen nuevamente por el terreno, aumentando así la posibilidad de contaminación del césped.

El desmenuzamiento de la capa más superficial (30-40 cm) permite excavar agujeros para colocar las plantas con mayor facilidad, y puede efectuarse con algunos meses de anticipación (en verano), para que se puedan desarrollar las malas hierbas que luego se eliminarán a lo largo de sucesivas intervenciones en el terreno en el momento de plantar.

14 Es un error no proyectar antes de plantar los caminos, pasajes y otros elementos decorativos del jardín.

Antes de empezar a construir un jardín, debemos elaborar un proyecto minucioso de la disposición de árboles, arbustos, flores, arriates y bordillos, así como de todos los elementos que posibiliten y mejoren la habitabilidad del lugar, en particular los senderos de acceso a la casa, las zonas de sombra, los pequeños escalones para superar suaves desniveles, las pérgolas y los enrejados para sostener las trepadoras y las sarmentosas, los contenedores fijos (de madera, cemento, etc.) para las plantas anuales, las banquetas, las estatuas, las fuentes, los faroles, etc.

Todos estos elementos deben proyectarse en relación con la distribución del verde; a veces, condicionan (con frecuencia mejorándola) la elección de las especies que se plantarán.

El tipo de material y su disposición y sistematización serán diferentes según el jardín que queramos conseguir. Mucho viveros tienen departamentos especializados en proyectos de jardines que cuentan con arquitectos de paisajes que ofrecen sugerencias y consejos según las exigencias (tipo de verde, de colores, de gasto…), pero a veces es mejor que lo hagamos nosotros mismos, tal vez consultando revistas o libros especializados; aunque cometamos errores, siempre podremos corregirlos con el tiempo.

En cualquier caso, debemos tener las ideas claras antes de iniciar los trabajos, para no sufrir luego costes añadidos por reformas.

Más dentro del episodio , si quieres, puedes dejar tu comentario más abajo.

Muchas gracias.







VER TODOS LOS PODCAST

Visita la web de Claudio



Este artículo Los 14 errores más comunes al plantar en el jardín ha sido publicado originalmente en Personal GARDEN Shopper - Tienda online de Jardinería. España.

Fuente: este post proviene de Personal GARDEN Shopper, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Este artículo es original de Fernando PGARDENS de Personal GARDEN Shopper Veamos cómo podar un cerezo para tener una cosecha abundante ¡Hola! Si tienes un cerezo en tu jardín, sabes que la poda es u ...

Este artículo es original de Fernando PGARDENS de Personal GARDEN Shopper Poda de Árboles: Una Guía Avanzada para Profesionales y Aficionados Bienvenidos a un nuevo artículo en nuestra web, donde ho ...

Etiquetas: Podcast

Recomendamos