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Infantil
Había una vez una pequeña niña llamada Luna, quien vivía en un colorido y mágico reino junto a sus padres y amigos. Luna era una niña alegre, creativa y llena de luz. Pero, a medida que crecía, comenzó a darse cuenta de algo que le hacía sentir tristeza: todos en el reino parecían querer ser como Barbie, una muñeca famosa con una apariencia idealizada.
Barbie tenía el cabello rubio, los ojos azules y una figura esbelta. Su belleza seguía un estándar que se consideraba como el ideal, y muchas niñas en el reino trataban de imitarla para sentirse aceptadas y queridas por los demás, además Barbie tenía empleos exuberantes. Si alguna niña no cumplía con esos estándares, era excluida y ridiculizada por ser diferente.
Luna, en cambio, tenía el cabello oscuro y rizado, ojos avellana y una figura más curvilínea. Aunque era hermosa a su manera única, no encajaba en el estrecho canon de belleza que Barbie representaba. Esto llevó a algunas niñas a burlarse de ella y a hacerla sentir diferente y fuera de lugar.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Luna encontró una pequeña y brillante estrella. La estrella le habló con dulzura y le dijo: Luna, no permitas que otros dicten lo que es bello o no. Tú eres una estrella brillante y hermosa en tu propia manera. La verdadera belleza radica en ser auténtico y amarse a uno mismo.
Las palabras de la estrella resonaron en el corazón de Luna. Comenzó a mirarse en el espejo y a apreciar su cabello oscuro y rizado, sus ojos avellana y su figura curvilínea. Se dio cuenta de que no necesitaba parecerse a Barbie para ser hermosa y valiosa.
Con valentía, Luna decidió hablar con sus padres y amigos sobre cómo se sentía. Les contó sobre los comentarios hirientes y las burlas que había enfrentado debido a su apariencia. Para su sorpresa, todos la apoyaron y la alentaron a ser ella misma. Le dijeron que era única y especial tal como era y que no debía cambiar por nadie.
Juntos, decidieron organizar un festival de la belleza en el reino, pero con un enfoque diferente. En lugar de premiar a la niña que más se pareciera a Barbie, el festival celebraría la belleza única de cada niña y resaltaría la importancia de amarse a sí mismas tal como son. Luna estaba emocionada por esta oportunidad de mostrarle al reino que todos somos hermosos en nuestra diversidad.
El día del festival, el reino se llenó de risas y alegría. Las niñas, con sus cabellos de diferentes colores y texturas, sus ojos de diversos tonos y sus figuras variadas, caminaban con confianza por la pasarela. Cada una de ellas compartía lo que más le gustaba de sí misma y cómo se sentía especial.
Cuando llegó el turno de Luna, el público la aplaudió con entusiasmo. Se paró frente a todos con una sonrisa radiante y les habló desde el corazón: Puedes ser lo que quieras ser, siempre y cuando cumplas con los estándares impuestos, ¿no?, la belleza no es una talla, un color de cabello o unos ojos específicos. La verdadera belleza es ser auténtico, amarse a sí mismo y aceptar a los demás tal como son, además, todas las personas sin importar que sus empleos, aunque no sean exuberantes como los de Barbie son importantes en este reino y merecen ser representados también.
Las palabras de Luna resonaron en todos los corazones presentes. A partir de ese día, las niñas del reino comenzaron a celebrar la diversidad y a abrazar sus propias cualidades únicas. Comprendieron que Barbie no era más que una ilusión creada por la sociedad y que la verdadera belleza radica en la aceptación y el amor propio.
Luna se convirtió en un ejemplo de amor propio y aceptación para todas las niñas. La discriminación y las burlas desaparecieron, y en su lugar floreció un ambiente de respeto y amistad. Las niñas comprendieron que no necesitaban parecerse a una muñeca para ser valiosas y amadas. Desde entonces, Luna se sintió más feliz y segura de sí misma. Aprendió que la verdadera belleza no se encuentra en seguir estándares impuestos, sino en ser auténtico y amarse a uno mismo, sin importar cómo se vea. Y así, Luna, la estrella brillante, iluminó el camino para que todas las niñas se sintieran hermosas y valiosas tal como eran, sin tener que imitar a nadie más.
Para recibir apoyo emocional u orientación, las personas estresadas, tristes o con alteraciones emocionales pueden llamar a la Línea de la Vida al 800 911 2000 o visitar el sitio web dando clic en el siguiente botón:
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