Perfumes de fiesta.



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Como cada ño, al despedirse febrero, abre sus flores la sultana. Esparce su delicioso perfume y pone el encanto de sus flores blancas emergiendo de las cañas. Sus pimpollos son astas llenas de paz. LLegaron anunciadas por la lluvia que las asperjo con sus cristales. Dia tras dia, una tras otra explota su espiga verde en blancuras de nacar. Se asoman por las ventanas, nos esperan junto al muro de la medianera, nos acarician la vista y los sentidos. El cielo aun es gris claro, liso como un mar en calma. El aire de la tarde levanta oleadas de follaje y nos llena de aromas suntuosos. Se prepara la noche perfumada de fiesta, caminando hacia marzo.
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