Tengo el mismo nudo en la garganta como cuando viendo Peter Pan tienes que gritar eso de “‘¡Yo creo en las hadas!” para que no muera Campanilla. Quisiera que fuera tan fácil como en el teatro, y poder gritar “¡No le quitéis el huerto a Rafelín”, pero me temo que va a ser que no.
Y es que estos días se está muriendo el macetohuerto de un amigo, en el que además de conseguir hortalizas ecológicas, ha disfrutado, aprendido y experimentado. Y a mi me duele en el alma porque me pongo en su lugar y sé lo gordos que serían los lagrimones que me caerían.
Os cuento la historia: La madre de Rafelín tiene un piso alquilado en Valencia a una comunidad de propietarios. Se trata del piso del portero de la finca, y la buena señora cumple religiosamente con sus pagos, etc.
Después de 20 años usando la azotea para tener algunas flores, a Rafelín se le ocurre empezar a cultivar hortalizas en macetas. Coloca sus cajas de porexpan encima de palés para evitar acumulaciones de agua que puedan provocar filtraciones. Reparte las macetas para no sobrecargar el espacio. Y qué caray, él feliz con su macetohuerto y los buenos ratos que pasa en él.
Pero eso ahora se ha acabado. Algunos vecinos porculeros le han obligado a quitarlo todo. No han habido filtraciones (el suelo/piso se vé correctamente impermeabilizado), y posiblemente el vecino del último piso se habrá beneficiado del aislamiento térmico que le habrán dado las plantas.
Rafelín no pidió permiso en su momento y quizá eso es lo único que se le puede reprochar. Lo recomendable es que en su momento lo hubiera hecho pero… ¿qué le iban a decir si siempre había tenido plantitas y nunca nadie dijo nada?
Hace unos días, colgó esta foto en su Facebook:
Finalmente, después de 20 años con plantitas y 8 de macetohuerto, nos toca vaciar la terraza y dejarla sin una sola planta. La ignorancia de algunos vecinos ha acabado con todo. Los buenos ratos y el respiro que encontraba allí, sobretodo en ocasiones en las que no me encontraba bien, se han acabado.
Ya estamos desmantelando.
Desde aquí solo puedo mandarle todo mi cariño y decirle que… ¡Yo creo en las hadas!
Un beset, Rafelin.
Esta entrada Requiem por el huerto de Rafelin se ha publicado originalmente en PicaronaBlog