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La venganza se consumió, dejando solo escombros a su paso. Lucas y Mateo se encontraron atrapados en un ciclo destructivo, sus corazones y almas destrozados por las decisiones que habían tomado. La tristeza y el arrepentimiento eran sus únicos compañeros.
La ciudad parecía haber perdido todo su brillo mientras Lucas y Mateo se adentraban en un abismo de oscuridad. El apartamento, una vez testigo de sus planes y pasiones, ahora parecía un reflejo del estado emocional en el que se encontraban. La venganza, que había sido su motor, ahora consumía todo lo que habían construido, dejando solo escombros a su paso.
El silencio colgaba en el aire mientras Lucas y Mateo se enfrentaban a las consecuencias de sus acciones. El apartamento estaba sumido en la penumbra, una metáfora visual de las sombras que habían caído sobre sus almas. Los dos hombres se encontraban acostados, mirándose el uno al otro con ojos cansados y llenos de tristeza.
— ¿Cómo llegamos hasta aquí? — preguntó Lucas en voz baja, como si sus pensamientos fueran apenas un susurro.
Mateo suspiró, su mirada fija en el suelo mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. — Nuestros deseos de venganza nos cegaron, Lucas. Nos dejamos consumir por la oscuridad y perdimos el camino.
La venganza que una vez había ardido con intensidad ahora había dejado un rastro de destrucción en su camino. Las decisiones que habían tomado habían llevado a la ruina y el desastre, dejando solo dolor y arrepentimiento en su estela.
— Las personas han sufrido por nuestras acciones — murmuró Lucas, su voz llena de amargura.
Mateo asintió, sus ojos llenos de pesar mientras enfrentaban la realidad cruda de sus elecciones, sintiendo la muerte de la madre de Lucas con cada una de las palabras que este le hacía — Hemos dejado un rastro de destrucción detrás de nosotros. No sé cómo podremos enfrentar a quienes hemos lastimado.
La tristeza y el arrepentimiento eran sus únicos compañeros mientras enfrentaban el peso abrumador de las consecuencias. El ciclo destructivo que habían iniciado los había atrapado, y ahora luchaban por encontrar una manera de escapar de su propia oscuridad.
— ¿Podremos alguna vez encontrar redención? — preguntó Lucas, su voz cargada de desesperación.
Mateo se acercó a él, su mirada buscando la de Lucas con una intensidad cargada de emociones — No lo sé, Lucas. Pero debemos intentarlo. Debemos encontrar una manera de detener esta espiral y enfrentar la verdad, sin importar cuán dolorosa sea.
La oscuridad los rodeaba, amenazando con consumirlos por completo. La venganza que una vez los había unido ahora los había destrozado, dejando sus corazones y almas rotos en su estela. A medida que enfrentaban las consecuencias de sus decisiones y luchaban por encontrar una salida de la oscuridad en la que se encontraban atrapados, la tristeza y el arrepentimiento se volvían sus compañeros constantes.
Esa noche, en medio de la oscuridad que llenaba la habitación, Lucas estaba perdido en sus pensamientos, mirando a Mateo, dormido en sus brazos, pero esta vez, aunque no por primera ocasión, Lucas lo miraba con rabia y furia, sus ojos eran dos puntos de luz y rabia en medio de aquella inmensa oscuridad, la cuál reflejaba el corazón de Lucas.
Perdido en sus sentimientos, se balanceaba entre rabia, furia, felicidad y autosatisfacción; estaba molesto con su madre, a la cuál había tenido que matar por querer revelar sus planes de venganza — Se volvió débil al final de su vida, no puedo creerlo — se decía para su interior Lucas, enfurecido con su madre adoptiva que lo había hecho crecer como un soldado vengador para una batalla que el no había sufrido ni planeado y que por un momento de debilidad planeaba descubrir todo, su muerte le dolía pero era más grande su felicidad de saber que cada plan que habían hecho había rendido fruto, que si imagen de artista había logrado captar a Mateo y arrastrarlo hasta su perdición final.
Lucas estaba preparado para su golpe final.
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