La flor del tabaco tiene forma de trompeta, con el borde de colores rojo anaranjado con las puntas purpúreas y blancas.
Una vez seca la trompeta de la flor,quedan las cápsulas de semillas secas, unidas por un pequeño tallo al ramo inicial,que también se seca.
Si las dejamos en la mata,las semillas caerán a la tierra,y nacerán montones de nuevas plantitas,que habrá que arrancar o trasplantar.
Para evitar que nos pase eso y con la intención de guardar las semillas,las hemos cogido y guardado todas en un recipiente de platico para transportarlas a casa,donde las dejaremos extendidas unos días para asegurarnos que están bien secas, y separaremos las semillas de las flores secas,y procederemos a guardarlas en un recipiente de cristal para su conservación.
Para conseguir las semillas,cogeremos una de las cápsulas con los dedos, dejando la punta redondeada en la parte inferior.
Sujetaremos la punta de la cápsula con las yemas de los dedos, y con un leve movimiento hacia el lateral veremos que se parte fácilmente.
Una vez rota la parte superior de la cápsula veremos dentro un montón de bolitas diminutas de color marrón oscuro.Esto son las semillas,cada bolita diminuta es una nueva planta.
Procederemos a depositarlas en un tarro de cristal que dejaremos abierto unos días antes de cerrarlo y guardarlo,por si alguna tuviera algo de humedad, que se terminara de secar y no eche a perder el resto de semillas.
P.D. El resto de las flores / cápsulas que contienen las semillas, al estar secos puede aprovecharse como abono añadiéndolo en el compostador, o desmenuzándolo encima de la tierra de las plantas o mezclándolo con la misma. Tiene un inconveniente, que como las semillas son tan diminutas, se puede haber quedado alguna entre los restos, y que germine después si lo añadimos como abono.
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