La planta de menta es una aromática perfecta para plantar en casa. Tiene muchos y muy diversos usos que la hacen muy polifacética y valiosa. Su cultivo es bastante fácil y por ello es una de las más recurridas y conocidas por todo el mundo. La menta se produce en abundancia y hay diversos tipos, aunque todas tienen dos aspectos en común: el fuerte olor a menta y un sistema de raíces invasivo.
Debemos tener claras varias cosas sobre la planta de menta. Por un lado, no presenta dificultades en su cultivo que puede ser en maceta o tierra. Crece bien en casi todos los climas resistiendo hasta los -15ºc, siempre y cuando cuente con su dosis necesaria de abundante agua. Crece especialmente bien en suelos cargados de materia orgánica, que cuenten con algo de humedad y en semisombra.
A la hora de la recolección de las hojas de la planta de menta se pueden usar frescas, húmedas, o habiéndolas secado previamente. Lo habitual es que se recolecte la menta dos veces al año en las parcelas. Por un lado, con la llegada de la primavera, cuando la menta está a punto de florecer. Y, por otro, cuando llega el otoño.
La utilidad de la menta abarca varios aspectos. Tiene fines terapéuticos, alimenticios, cosméticos y químicos. La puedes tomar en infusiones, en las ensaladas, para aromatizar productos como aceites, ante los síntomas del refriado, preparar licores o sopas... y un largo etcétera de ventajas.
¿Para qué usáis la menta? ¿Os habéis atrevido a intentar cultivarla?
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Imágenes/flickr: Thebittenword.com y Snowmentality.