En los jardines las rosas son las reinas por su belleza inigualable, su aroma excelente y sus colores consiguen alegrar cualquier espacio ajardinado dotándolo de un aire delicado y precioso.
La poda se debe emprender en invierno, de esta hermosa flor, sin embargo, cada rosal es un mundo y por ello hay que informarse de las características de cada uno, pues una poda demasiado temprana o tardía puede afectar de manera irreversible.
Por otro lado, conseguiremos mejorar el crecimiento si esta tarea se realiza adecuadamente, la vegetación y la floración de la planta, afectando directamente en la abundancia y fortalecimiento de nuestras flores.
Poda de rosales de pie bajo
En cuanto a los rosales más comunes, los de pie bajo, aconsejamos su poda en forma de vaso. Procederemos, de esta manera, a eliminar las ramas centrales y las que estén dañando a otras más fuertes.
Resulta esencial prestar atención al tipo de ramas; si son pequeñas y finas dejaremos tres yemas si, por el contrario, presentan un grosor mayor dejaremos seis.
El corte, oblicuo, evitará que se acumule el líquido, además, deberemos seccionar las yemas orientadas hacia fuera para que el arbusto adquiera forma de copa.
Poda de rosales trepadores
Los primeros años de las rosas trepadoras o de enredadera se consideran los más importantes en cuanto a la poda.
En estos momentos iniciales habrá que 'educarlos', cortando de manera severa hasta conseguir la forma deseada para cubrir las pérgolas, trillares, arcos u otras superficies.
Pasado este periodo, tan sólo deberemos procurar que los brotes crezcan horizontalmente, mantener un equilibrio de madera y eliminar chupones o ramas que se entrecrucen.
Y vosotros, ¿qué tipos de rosas tenéis?
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