Las plantaciones, es decir, la forma y la textura de las plantas son esenciales a la hora de crear un jardín y darle una verdadera composición tridimensional.
En las plantaciones las perennes se convierten en la parte más escultural de un diseño, sobre todo si son dirigidas o podadas. La textura de su follaje forma el perfecto escenario para envolver las plantaciones más heterogéneas y delicadas en cuanto a forma, como muchas de las plantas de flor.
La manera en que se usen las combinaciones de los distintos vegetales, tanto por su yuxtaposición como por el contraste de las diferentes texturas, aporta al jardín su personalidad y originalidad.
La plantaciones es todo lo que necesitas para crear la mayoría de las composiciones en jardinería.
Su follaje puede ser usado como único valor para decorar algunas partes del jardín, sobre todo las zonas con sombra, que suelen estar destinadas a ser lugares tranquilos y contemplativos. En estas áreas, la forma de las plantas sirve para proporcionar un punto de descanso para la vista, un respiro y distracción.
Creando contrastes
Tal oasis de calma puede compensar a las zonas de plantación exuberante y compleja, o puede convertirse en el escenario para una visualización más contrastada de las floraciones.Las infinitas permutaciones entre la forma y la textura del follaje, pueden ser aprovechadas para enriquecer la composición, sin que esto conlleve a la percepción desordenada de una plantación.
Por otra parte, los contrastes pueden ser orquestados hacia el teatro, es decir, ser utilizados como acentos dentro de un mismo conjunto. Por ejemplo un grupo de Crocosmia spp. con hojas estrechas y lanceoladas, sobre una masa cobertora de grandes hojas verdes como de las hostas (Hosta sielbodiana 'bid daddy').
Al poner juntas las plantas, yuxtaponemos sus características individuales, bien para enfatizar o para complementar. Es posible combinar la corteza satinada y brillante de ejemplares de Cornus alba 'Sibirica' sobre un suelo cubierto por una especie cobertora como el Plectranthus coleoides 'variegatus alba', cuyo follaje mate, absorbe la luz y contrasta con la corteza satinada, y por tanto reflexiva, del Cornus.
El principio funcionará igual de bien a la inversa. Por ejemplo, si partimos de una plantación cuyo follaje se encuentra entre un tono mate de color verde medio, como por ejemplo el de la hortensia (hydrangea quercifolia), ésta podría, fácilmente, perderse en un suelo neutro, de corteza de pino o tierra.
Sin embargo, si disponemos una vegetación en el plano inferior, cuyo follaje sea brillante y satinado ( Asarum europaeum/ dichondra), esta yuxtaposición realzaría la percepción y levantaría el follaje de las hortensias.
La importancia del color
Aunque la textura y la forma de las plantas son necesarias y dan paso a un plan de plantación, el color automáticamente entra en la ecuación, ya que está presente en todas, ya sean con o sin flor.Es intrínseco a su estructura, tal como se evidencia claramente en los troncos de los árboles, los tallos de arbustos y el follaje de las plantas.
Hay un sinfín de permutaciones entre los colores más comunes (marrón y verde), además de la diversidad y la magnificencia de todos los diferentes tonos de las flores.
El arte de la buena plantación es el poder mantener y controlar todos estos aspectos: forma, textura y color, sin perder nunca de vista el hecho de que la planta forma el 'bloque' en la construcción fundamental de un jardín.
Sin embargo, aunque los colores deseados suelen estar inevitablemente definidos en nuestra mente antes de seleccionarlas para una composición, es recomendable que el color tenga un papel secundario, hasta que se sepa cómo funcionarán tus vegetales desde el punto de vista de forma y textura, siendo una simple cuestión de disciplina a la hora de diseñar.