El bambú es uno de esos ejemplares que adornan una casa ya no se les pide que tengan flores o que desprendan perfume, sino que se les exige que sean sencillos y que sus cuidados no requieran mucha atención.
Por eso, el bambú es unas de las plantas más escogidas por muchos.
Esta planta tan original y estilizada no tiene que ver con el bambú, aunque se le denomine así popularmente debido a su forma de vara.
Su nombre científico es Dracaena sanderiana y pertenece a la familia de las agaváceas. Algunos de sus parientes más famosos son el Tronco de Brasil o la Drácena de Madagascar. Su cultivo está muy extendido en Taiwan y en Oriente en general, si bien su origen apunta al continente africano.
Decorar con bambú Su utilización dentro de la vivienda sigue los parámetros de una decoración poco cargada en la que predominan los espacios amplios y los colores claros.
Podemos colocarla encima de una mesa baja, en un mueble-rinconera e, incluso, aporta un toque muy especial en el baño.
Suele localizarse en el mercado muy fácilmente, sin necesidad de acudir a un vivero, ya que muchas grandes superficies la venden.
Resulta esencial que adquieras un ejemplar sano con el tronco verde, con raíces claras y brotes en perfecto estado que acaben de salir.
La forma usual de este Bambú de la suerte es una vara recta que puede oscilar entre los 10 y los 100 cm., pero también podemos encontrarla describiendo un peculiar sacacorchos o como material esencial de montajes florales más complicados, como pasa en el Ikebana.
Cuando esta planta es una vara, observaremos los nudos de donde salen los brotes y los entrenudos de donde surgen las raíces. La parte de los nudos es más estrecha que la de los entrenudos.
Podemos ubicarla en un jarrón de cristal para que se aprecie mejor y meter dentro del mismo agua y piedrecitas.
Su crecimiento no se caracteriza por ser especialmente rápido, ya que apenas crece unos 10 cm. anualmente.
La tradición china asegura que esta Dracaena trae la buena suerte a aquellos hogares en los que está presente y es motivo de energía positiva y de buenas vibraciones para la filosofía milenaria del Feng Shui.
Cultivarla es muy fácil
Dentro de la casa, el Bambú de la suerte se mantiene de forma extraordinaria con unos cuidados muy básicos.
Su cultivo es muy sencillo y le hará falta poca dedicación por nuestra parte para que luzca bello.
En cuanto a sus necesidades de luz, puede aguantar perfectamente las sombras. Lo más recomendable es que permanezca en un lugar de luminosidad intensa pero sin exponerse de forma directa a los rayos solares.
La temperatura máxima que puede llegar a soportar por arriba es de 30º C y por abajo de 10º C. El margen ideal es el que va de los 18º a los 24º C.
En cuanto a la humedad, su resistencia ha sido ampliamente probada en las áreas más secas de las viviendas.
Un secreto para que su crecimiento sea excelente es combinar las temperaturas más cálidas con su exposición a la luz de forma indirecta.
Cuidado con el exceso de agua
El jarrón elegido para su presentación deberá llenarse hasta el punto en el que las raíces del Bambú de la suerte sean cubiertas, ni más ni menos. Más agua significaría echar a perder el tallo.
También puede ser cultivada en maceta.
Dependiendo de la estación, cambiaremos el agua con más o menos frecuencia: en época estival, una vez por semana y en la época gélida, cada dos semanas.
Bastará con agua del grifo, si bien se sugiere dejar reposar el líquido antes para que pierda el frío.
Mensualmente, podemos añadir al agua unas gotas de fertilizante, pero la cantidad será simbólica.
Igualmente, podemos pulverizar agua con objeto de limpiar el polvo acumulado.
Un truco para que brille más: mojar un trapo con 3 partes de agua por una de leche y pasarlo por sus brotes.
Puede ser atacada por cochinillas y hongos; en ese caso, tendremos que adquirir algún remedio en nuestra tienda habitual.