– Nombre común o vulgar: Cuerno de vaca
– Familia: Euphorbiaceae (Euforbiáceas).
– Origen: Sudáfrica.
– Arbusto muy decorativo.
– Llega a alcanzar 2 m.
– Tallos retorcidos e impresionantes espinas.
– Los tallos tienen 3 aristas muy sobresalientes y están formados por segmentos separados entre sí por una constricción.
– Las aristas son onduladas, con filo córneo donde nacen partes de aguijones rectos y muy robustos que miden 2-7 cm de longitud y son de color marrón claro, pasando más tarde a gris.
– Crecimiento relativamente lento.
– Flores pequeñas y amarillas.
– Frutos: cápsulas con varios tonos de rojo que hacen a la planta más decorativa.
– Usos: rocallas, colecciones, jardines especializados, rotondas y por lo general zonas con muy poco mantenimiento.
– CULTIVO
– Luz: sol o ligero sombreado.
– Temperaturas: no debe bajar de 5ºC en invierno. Si la temperatura es inferior a -2ºC se hiela.
– Se puede cultivar en interiores.
– Sustrato poroso con poca materia orgánica (sólo un poco de mantillo de hojas o de turba).
– Riego: sus necesidades son algo mayores que las explicadas para el promedio de los cactus. Regar generosamente durante el crecimiento activo, que no se acumule agua en las raíces. Apenas regar durante el reposo invernal.
– En invierno la planta no debe crecer porque las partes que se desarrollasen serían blandas y desgarbadas y la desfigurarían permanentemente. Para evitarlo, ten la planta ese tiempo en un sitio con mucha luz pero fresco, a una temperatura mínima de 10ºC.
– Multiplicación: esqueje o semilla.
– Una euforbia no puede fecundarse a sí misma, por lo que hay que tener varias plantas de la misma especie, a fin de obtener semillas.
– Como las semillas escasean, las euforbias se propagan por separación de hijuelos y por esquejado. Los esquejes se toman preferentemente del ápice de un tallo vigoroso y se cortan a la altura de un estrechamiento o de un punto de inserción. Se hace coagular el látex con un algodón húmedo y se deja la herida al aire durante varios días (2-3), o varias semanas, hasta que se seque y la herida del corte haya formado un callo de cicatrización, antes de ponerlos a arraigar en una maceta llena de una mezcla de turba y arena.