El frambueso, Rubus idaeus, es un arbusto perenne que alcanza de 2 a 3 metros de altura con tallos leñosos, ramas colgantes provistas de espinas delgadas que necesitan de un entutoramiento o alambrado. Se pueden cultivar para formar setos o pantallas en jardines y patios.
Su fruto, la frambuesa, que madura en verano u otoño es muy apreciado tanto por su sabor agridulce muy usado en mermeladas y postres, como por sus propiedades y riqueza en vitamina C, ácido fólico, biotina, potasio, magnesio y fibra soluble. Lo ideal para conservar estas propiedades es consumirlo en fresco o congelarlo para su consumo posterior.
Es un cultivo exigente en riego, sobre todo en verano, aunque tampoco le gustan los encharcamientos, que pueden dar lugar a problemas de hongos. Prefieren los lugares soleados y protegidos del viento, aunque nosotros lo tenemos a semisombra y también va bien, ya que no le gustan los veranos muy calurosos. El frío lo soporta algo mejor aunque siempre es mejor protegerlo de heladas. Los suelos mejor arenosos, profundos y con mucha materia orgánica.
Entre las principales labores de mantenimiento están el entutoramiento o alambrado con estacas, limpieza de malas hierbas del terreno, acolchado con paja para mantener la humedad del terreno, poda (una en febrero-marzo y otra tras la recolección), abonado (antes de la plantación y en años alternos) y recolección.
Sus principales enemigos son los hongos, por lo que es importante controlar el exceso de humedad, y los pájaros, que se ven atraídos por sus frutos por lo que podemos proteger con mallas en verano-otoño.