Luminosa y roja,
pipa a pipa,
se formó tu dulzura.
Ojos de cristal te crecieron
y sobre la tierra oscura
nacieron tus pequeñas y alegres hojas,
mostrando su frescura.
Como acompañante de la nata,
así te hicieron, fresa.
Roja como corazón enamorado,
peonza infantil de campo
sobre la encimera de una cocina.
(Miguel Angel Maguillo Soto)