Vivimos en una sociedad de consumo donde se nos educa para ir de ricos por la vida, y tirar las cosas en vez de darles una segunda vida.
Da igual sean objetos o sea la comida. En los supermercados se nos venden los tomates bonitos desechando los que no son uniformes, y si vemos una verdura con las hojas pochas, la inmediata nuestra será coger la de al lado que es más bonita, haciendo que al final la verdura de hojas pochas quede relega al final de la mesa de verduras, para terminar en la basura al final del día.
Con las frutas pasa igual que los tomates, en las cajas se colocan todos uniformes, todos bonitos, y en las mesas de frutería se venden los bonitos, los feos terminan en la basura, tienen buen sabor, pero crecieron poco agraciados.
Hace tiempo leí que en Barcelona ( España ) , había una iniciativa donde vendían los tomates feos que se desechaban.
Un día comentando todo este problema esto con el frutero donde compro, hablamos de la de fruta y verdura que tiene que tirar cada día, porque la gente la manosea, o porque como es “fea” y la gente la aparta.
Entonces decidimos intentar darle una nueva vida, y ahí estamos haciendo mermeladas con la fruta ” fea “.
Nos estrenamos con los plátanos que ya estaban teóricamente demasiado maduros para la venta. Realmente muchos tenía la piel con manchas negras, pero por dentro no estaban maduros, pero bueno.
Busque la receta, pero luego realmente, como tenía bastan más cantidad de la que ponía en la receta, hice mi propia receta, y sinceramente, no salió mal.
En una olla puse todos los plátanos pelados y cortados a trozos lo más pequeños que pude, y los rocíe con el jugo de un limón grande ( también de los feos ).
A su vez en otra olla puse medio litro de agua y unos 322 gr de azúcar blanco, y la calenté a fuego medio hasta que el almíbar empezó a tomar color.
Entonces cambie la olla y puse al fuego la olla que había colocado los plátanos. Vertí el resultante de la otra olla, y calenté a fuego medio sin dejar de remover.
Cuando paso más o menos un cuarto de hora, la mezcla era bastante homogéneos y de textura de mermelada, así que apague el fuego y empecé a llenar botes de cristal.
Cuando se enfriaron los metí a la nevera, y no debían estar malos, porque han durado poco.