Aunque ya no crezca en España por causas de extinción desconocidas, el especialista Charles de L´Ecluse, más conocido por Clusiuses, destacó la ubicación de la Aurinia sinuata por primera vez en el siglo XVI en el centro de la Península Ibérica. Pero no por ello pienses que no podrás tenerla; aunque ya no nos pertenezca, podrás encontrarla en tiendas y ponerla en tu jardín.
Eso sí, tendrás que prestarle mucha atención y cuidados si quieres llenar tu rincón de la Aurinia sinuata.
(Imagen/ Flickr: wallygrom)
Conoce la leyenda
Según parece, este experto la recogió en Castilla y la distribuyó entre algunos jardines botánicos europeos. Otro de ellos, Linneo, ya sobre material cultivado, publicó la planta con el nombre de Alyssum Sinuatum, mencionando la localidad dada por Clusius, único lugar donde se encontraba de forma silvestre.Años más tarde, entre 1752 y 1753, su discípulo, Loefling, la recolectó en Aranjuez, Madrid y sus proximidades, algo que harían posteriormente más botánicos de gran renombre como Cavanilles y Cutanda.
Al no ser vista desde mediados del siglo XIX en España, se considera este arbusto extinto en nuestro territorio. Actualmente, su hábitat mayoritario se encuentra, principalmente, al noroeste de la península balcánica y en la zona este de Italia.
(Imagen: Wikimedia)
Y ahora, a cultivar
La Aurinia, conocida con el nombre latino de Aurinia sinuata o Alyssum saxatile, es un arbusto crucífero mediano de la familia de las Brassicaceae que suele crecer como máximo hasta los 50 cm.Su mayor cualidad es la generosidad en la floración. Es ideal para pequeñas jardineras, ya que suelen crecer numerosamente y en corimbos muy apretados, dando un aspecto de cestillo.
Es por ese motivo por el que se le conoce comúnmente como Canastillo, Cestillo de Oro o Alisón.
Leñosa en la base, la Aurinia posee tallos de vellos estrellados muy vivaces que le permiten adaptarse y crecer tanto en macetas y taludes como en lugares menos frecuentes: jardineras colgantes y rocallas de estilo japonés.
La única premisa que nos exige esta planta es el sol; cuanta más exposición le concedamos, más fuerte será su crecimiento, atendiéndola especialmente en zonas muy frías.
Si no se usan protecciones cuando llegue el invierno, corremos el riesgo de que el clima termine con la vida de nuestra planta.
En cuanto a las hojas, te sorprenderá su textura aterciopelada y el color grisáceo, y no verde. Podemos encontrar una amplia gama de ellas, desde las estrechamente obovadas u oblanceoladas a las sinuado-dentadas, aunque las más frecuentes son las lanceoladas-lineares, muy numerosas y de tacto carnoso.
Al encontrarse esparcidas en gran número por toda la mata, es necesario recortarlas tras la floración. Sin duda lo agradeceréis ambos, pues ella crecerá con más fuerza y tú podrás darle la forma que prefieras.
La Aurinia tiene dos épocas de floración. Aunque su primera etapa de crecimiento comienza en abril, puede hacerlo también un poco más tarde; en los meses de junio y julio suele experimentar una segunda floración, si bien ésta será menos acentuada que la primera.
(Imagen: Wikimedia)
Te maravillará ver la cascada de flores que es capaz de ofrecer, todas amarillas, con sus pequeños pétalos escotados y apretados de 5 a 8 mm.
Aunque es una planta resistente a la sequía, en casa la regaremos frecuentemente pero nunca encharcando.
En cuanto al suelo, no hay que prestarle muchas atenciones. El Alisón se adapta con facilidad tanto a terrenos cultivados como pedregosos o rocosos, aunque la verás crecer mejor en lugares yesosos, calcáreos y cerros calizos en los que haya también arena.
(Imagen: Wikimedia)
Posibles enfermedades
A simple vista, la Aurinia transmite una sensación de fragilidad.Además de su aspecto, este arbusto requiere de muchos cuidados para evitar posibles enfermedades, como hernias, podredumbres, polillas, plagas, orugas o virosis.
No te preocupes; a continuación te mostramos cómo combatir estas adversidades para que asegures un crecimiento óptimo de tu planta.
Hongo Plasmodiophora: es el causante de las hernias y tumores en la raíz y base de las plantas en la mayoría de las crucíferas. Crea abultamientos y agallas que, si no se actúa contra ellos, la harán languidecer hasta pudrirla. Si la planta es pequeña, lo mejor es reemplazarla; si no, deberemos desinfectar el suelo con fungicidas lo antes posible.
Podredumbre: provocados por los hongos Rhizoctonia solani y Fusarium roseumes, la podredumbre es una patología que afecta al cuello y raíz, degradándola y tornándola en un color oscuro. El remedio será similar al anterior, escogiendo un producto específico contra este tipo de plaga.
Orugas de la col: conocidas también como Pieris Brassicae, es un depredador de follaje que podrás detectar al ver agujeros en las hojas. Para proteger tu planta de esta plaga, tendrás que hacerlo a mano, recogiendo a mediados de primavera los ejemplares y sus huevos depositados en el envés de las hojas. Si no acabas con ellas, busca algún insecticida que contenga alguna de estas materias: Triclorfon, Etofenprox, Piretrinas o Bacillus thuriengiensis.
(Imagen: Wikimedia)
Nematodos: también conocidos como gusanos redondos debido a su forma, son animales microscópicos (de entre 0,2 y 0,4 mm.) dotados de un pequeño aguijón con el que penetran en las células de las plantas para absorber su contenido. Estos ataques provocan quistes y abultamientos que dificultan la circulación de la savia, debilitando paulatinamente la planta. Los nemátodos de raíz atacan a la mayor parte de plantas.
Es difícil descubrirlos, ya que hay que ver las raíces. Es mejor prevenirlos desinfectando el suelo, ya que una vez contagiado el arbusto, es muy difícil su eliminación. Si la planta es de una maceta, se recomienda quemarla con su propia maceta y tierra. Si el caso se da en jardines, productos como hidrocarburos halogenados, isotiocinatos, organofosfatos y carbamatos. Sin embargo, resulta imposible la erradicación para el jardinero aficionado, así que, si se nos da el caso, lo mejor es retirar el mal cuanto antes y reponer el hueco con plantas sanas.
(Imagen/ Flickr: Tim Waters)
Polilla minadora: son microlepidópteros de un tamaño máximo de 15 mm, capaces de colocar hasta un máximo de 100 huevos por cada una. Este tipo de parásito es un insaciable devorador de hojas que comienza por el limbo de las más externas, progresando hacia el interior del crucífero, lugar donde volverá convertirse en crisálida.
Fuentes de información: Sawebsos.com, Itga.com, Fuchsiarama.com, Ministerio de Medio Ambiente.