La poda de los árboles frutales es un poco más compleja que en otros árboles y arbustos, y es que trabajamos con un “plus”, las frutas. El objetivo es conservar estas en su mejor calidad y provecho efectuando una poda correcta que les permita desarrollarse más fuertes y sanos.
El mejor momento para realizarla será cuando pase la época fría, ósea, a finales del invierno.
A la hora de la poda, lo importante es hacerlo desde que el ejemplar es joven y mantener una serie de condiciones como la forma horizontal. Si el árbol crece hacia arriba se puede limitar su extensión y ritmo de crecimiento. Con unas tijeras podemos cortar las ramas que sobren y no dejen espacio entre ellas. Es necesario que el sol entre en el interior del árbol, por lo que las ramas deben estar espaciadas.
Asimismo, debemos deshacernos de aquellas ramas que no den fruto. De esta manera, la savia del árbol se repartirá por las ramas que más lo necesiten.
Se debe conseguir una estructura joven. Cultivar un árbol desde pequeño será mucho más fácil. Una vez conseguida esa estructura, la poda debe ser constante quitando las ramas que impidan el paso de la luz, aquellas que crezcan hacia arriba y las que no dan frutos.
El corte de cada rama no puede ser recto, siempre diagonal. Si hay muchas ramas hacia arriba, se puede colgar algo pesante en la punta para que vaya cayendo hacia abajo.
Y vosotros, ¿cómo realizáis la poda de vuestros frutales?
Imagen: Flickr/ vreimunde