Para plantar cara al invierno lo único que se necesita es sentido común. Como si se tratara de nosotros mismos, basta con cobijarlas tras la protección de pantallas que corten el impacto directo del viento. Se puede hacer una estructura bastante consistente a partir de cañas y lonas de plástico, de esta forma evitaremos que los tallos o ramas se resquebrajen.
Otra solución puede ser plantar setos alrededor, pero requiere de más tiempo, más cuidado y más planificación.
Mayores problemas nos presenta el frío. Las heladas son una de las grandes amenazas. Las campanas protectoras que aislan a nuestras plantas del viento también pueden echarnos una mano en este caso. No obstante, debemos fijarnos si se ha formado escarcha para quitársela, o de lo contrario los tallos y las ramas pueden romperse. Para mayor seguridad, cubrir el suelo con acolchado o tierra apelmazada hace las veces de un buen abrigo.
Si los suelos no suelen ser bien drenados se corre el riesgo de que nuestras plantas mueran asfixiadas con la lluvia constante. En este caso deberíamos cavar una zanja profunda y añadir grava que absorba el posible exceso de agua. En caso de que caiga nieve y no agua, el suelo se mantendrá aislado y por encima de los cero grados, por lo que nuestra mayor preocupación será quitar la nieve depositada sobre las hojas para que el peso no las rompa.
Sobre todo, sentido común y calma, que la primavera siempre llega y nuestro jardín volverá a tener un aspecto fenomenal.
¿Que les ha parecido? ¿Tienen algún otro consejo que quieran compartir?