Los españoles lo introdujeron en Europa en el año 1500 y donde más rápidamente se popularizó fue en Italia donde se le empezó a denominar “pomodoro” (manzana de oro), lo que sugiere que los primeros tomates que llegaron a Europa eran de color amarillo. La mención más antigua al tomate que se conoce fue la del veneciano Pietro Andrea Mattioli, un médico y naturalista que en el año 1544 recomienda sazonarlo con sal, pimienta y aceite, ya en el siglo XVIII el tomate contribuyó a la invención de la popular pizza.
Sin embargo, en el norte de Europa se utilizaba solo como planta ornamental ya que se consideraba poco saludable e incluso venenoso, no fue hasta 1864 cuando un periódico inglés publicó un estudio en el que se decía que el tomate no solo era comestible sino que además era beneficioso para la salud cuando productores ingleses empezaron a cultivarlo masivamente en invernaderos.
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