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La confianza entre ellos estaba destrozada. Nuevas revelaciones y engaños revelaron que ni siquiera conocían por completo al otro. La duda se apoderó de sus corazones, y su conexión se volvió frágil en medio de la creciente oscuridad.
La ciudad parecía un laberinto sombrío y enredado, reflejo perfecto del estado emocional en el que se encontraban Lucas y Mateo. La desconfianza los rodeaba como una niebla espesa, y cada paso que daban parecía llevarlos más profundamente en un territorio desconocido y peligroso. En el apartamento, la tensión era palpable, cada mirada y palabra cargada con la incertidumbre que había surgido entre ellos.
La noche caía sobre la ciudad, sumiendo el apartamento en la penumbra. Lucas y Mateo se encontraban sentados en silencio, sus miradas evitándose mientras luchaban con sus propias dudas y miedos.
— ¿Realmente te llegaré a conocer? — preguntó Lucas finalmente, su voz llena de angustia.
Mateo suspiró, su expresión reflejando una mezcla de tristeza y frustración — No lo sé, Lucas. Cada vez que creía que conocía la verdad, algo más salía a la luz.
Las revelaciones y engaños habían destrozado la confianza que habían construido con tanto esmero y en medio de tanto caos. Los secretos que habían guardado ahora amenazaban con separarlos, y la duda se apoderó de sus corazones como un veneno lento.
— ¿Por qué no me lo dijiste? preguntó Lucas con voz entrecortada, su mirada buscando la de Mateo.
Mateo bajó la mirada, luchando por encontrar las palabras adecuadas
— Tenía miedo, Lucas. Miedo de que te alejaras si supieras la verdad. Pero me doy cuenta de que eso fue un error.
El aire estaba cargado con las emociones no dichas, los reproches y las heridas que habían estado acumulándose en el silencio. La duda y el dolor habían desgarrado su conexión, dejando solo los fragmentos rotos de lo que una vez habían compartido.
— ¿Cómo podemos seguir adelante a partir de aquí? — murmuró Lucas, su voz llena de anhelo y desesperación.
Mateo levantó la vista, sus ojos oscuros buscando los de Lucas con una intensidad cargada de emociones — No lo sé, Lucas. Pero lo que sé es que no quiero perderte. No quiero que esto destruya lo que teníamos.
— ¿Teníamos? — pronuncio Lucas con una voz quebrada, hundida en el dolor que le provocaba escuchar las palabras de Mateo.
Los dos hombres se miraron a los ojos, enfrentando la verdad cruda de su situación. La desconfianza se había convertido en un muro entre ellos, y la oscuridad que los rodeaba parecía crecer con cada minuto que pasaba.
La noche se desvaneció en el amanecer, y con él vinieron las decisiones difíciles que debían tomar. A medida que exploraban el laberinto de la desconfianza, Lucas y Mateo luchaban por encontrar una manera de recuperar lo que habían perdido.
Sus corazones estaban heridos, sus almas cansadas, pero el amor que habían compartido aún ardía en su interior, una chispa de esperanza en medio de la creciente oscuridad, una chispa tan pequeña comparada con la intensidad de su tórrido romance desencadenado por aquel encuentro supuestamente casual.
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