Un día alguien pensó que me haría muy feliz un bonsai y me regaló un zelkova, pero no lo cuidé muy bien y al año murió. Entonces pensé: ¿Se podrá tener un bonsái para la eternidad?
Me gustaba tanto, la verdad quería un bonsái para la eternidad y le tenía tanto cariño que a partir de la idea de un amigo hice lo siguiente:
- lo saqué de la tierra y le corté las raíces.
- lo dejé secar un cierto tiempo, quizás 1 mes o más, hasta que no quedaba duda que estaba seco por dentro.
- por la parte de las raíces y la parte baja del tronco fui cortando hasta que el bonsai se aguantaba en pie casi sólo.
- con un simple barniz lo barnicé con un par de capas.
- lo puse en un soporte y con algunas piedras decorativas le ayudé a que se aguantara del todo.
- y aquí sigue ... encima de un armario alto de mi comedor ... para la eternidad ...
- y a mis visitas les encanta.
Decir que no sirve para todos los bonsais, porque con lo triste que estaba me regalaron un carmona (que no tuvo mejor suerte) y por el tipo de tronco el barnizado no queda bien.
Bién, está claro que los bonsais no son lo mío y ya he decidido que no voy a matar a ningún otro, pero por lo menos uno de ellos estará siempre conmigo.
Y ya para acabar, decir que otra de mis aficiones es la poesía y hasta le dediqué una poesía
"A mi pequeño zelkova", poesía publicada en www.culturaencadena.com