Con el siguiente artículo os hablaré, de una forma resumida y general sobre el cultivo de los ajos.
Cabeza y dientes de ajos
El nombre científico de los ajos es Allium sativum, y esta especie pertenece a la familia de las liliáceas, la misma familia a la que pertenecen cebollas y espárragos.
El ajo es un bulbo, que a su vez está formado por bulbillos, normalmente su número oscila entre 8 y 10 por bulbo. El bulbo se correspondería con la cabeza de ajo, y los bulbillos, con los dientes de ajo.
Dientes de ajos
El ajo es una planta bastante rústica, adaptándose bien a todo tipo de suelos y climas, pero prefiere suelos francos, con riqueza en materia orgánica y nutrientes, y climas templados. Lo que si que no tolera son los suelos encharcados, ya que se puede ver afectado fácilmente por podredumbres y asfixia radicular que se derivan de esos encharcamientos.
En la preparación del terreno es recomendable realizar una labor profunda para permitir un mejor desarrollo del bulbo, y un posterior refino de la superficie para mejorar la nascencia. También conviene retirar las piedras de mayor tamaño que pueden producir deformaciones de la cabeza. Si decidimos aportar estiércol para incrementar la cantidad de materia orgánica, es recomendable realizar dichos aportes con antelación al cultivo, ya que el ajo puede tomar los olores y sabores del estiércol, con lo que se trasladarían a nuestros platos.
En el cultivo del ajo, lo normal es efectuar la plantación, no la siembra. Se realiza la plantación mediante la introducción en el suelo de los dientes que forman la cabeza, y siempre asegurándose de que el pico se sitúa en la parte superior, y la parte más dura, en la parte inferior, pues del pico saldrá la parte aérea, y de la parte más dura, las raíces.
Las fechas más frecuentes de plantación van desde noviembre a enero. Se coloca el diente a una profundidad de unos 4 cm, y estableciendo distancias entre líneas de 50 cm, y distancias entre plantas de 15 cm.
Las labores que se suelen realizar al cultivo se reducen a la eliminación de malas hierbas, y al aporte de algún riego de apoyo, siempre que se cultive en secano y que la primavera venga muy seca. Conviene no regar 1 mes antes de la recolección para facilitar el arranque de la cosecha y su posterior conservación. La recolección se realiza en los meses de mayo o junio, (en función de la fecha de plantación).
Para evitar daños en el cultivo es conveniente prestar mucha atención a la tarea de romper la cabeza para separar los dientes que se usarán en la plantación, evitando en todo momento causar daños a dichos dientes, que podrían facilitar la entrada de patógenos. Si nuestro huerto es propenso al encharcamiento, sería recomendable elevar la altura de los surcos o realizar el cultivo en caballones, reduciendo los problemas debidos al exceso de agua.
Vídeo: El cultivo de los ajos
Espero que os sea útil este artículo y os resulte interesante.
Os remito además a mi canal de Youtube donde podréis ver vídeos temas relacionados con el huerto, que espero sean de vuestro interés.
Un saludo y hasta otra ocasión.