La llegada del buen tiempo siempre nos anima a trabajar en el jardín con mayor frecuencia y utilizar el cortacésped. Generalmente, nuestros trabajos van destinados a mejorar su apariencia, ya que pasaremos más tiempo en el exterior, y por eso queremos que esté todo perfecto. El césped es, en estos casos, uno de los elementos clave. De su correcto mantenimiento dependerá, en gran medida, el aspecto del conjunto.
Cuando acudimos a una tienda especializada o a un gran centro comercial en busca de nuestro cortacésped, es frecuente que la cantidad de datos que nos proporcionan los vendedores nos confundan: altura de corte, ancho de siega, eléctrico o gasolina, manual o autopropulsado, kit de mulching... Por eso, en este reportaje vamos a intentar dejar claro en qué aspectos nos debemos fijar antes de llevar a cabo la compra, para no arrepentirnos el día en que decidamos estrenarlo sobre nuestro césped.
El tamaño del jardín
Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de comprar el cortacésped es el tamaño en metros cuadrados que ocupa el césped. Esto es esencial porque, en función del número, nos decantaremos por una segadora manual, eléctrica o de gasolina. Para espacios muy pequeños, con un puñado de metros cuadrados, un cortacésped manual es suficiente. No cuentan con motor, y además tampoco recogen la hierba, pero son los más manejables y económicos. Si la superficie tiene ya un tamaño medianamente considerable, un segadora eléctrica será la mejor opción. Pesan menos que las de gasolina y son más silenciosas, pero cuentan con el inconveniente de llevar cable. Esto nos obliga ser muy cuidadosos en los giros, ya que podemos cortarlo sin darnos cuenta.
Los avances en este campo han permitido disponer de nuevos modelos con baterías, que eliminan la molestia del cable, pero con un precio mucho más elevado. La potencia del motor también es un aspecto que debemos tener en cuenta, especialmente si nuestro césped es de hoja dura. En el caso de los eléctricos, los de menor potencia rondan los 600 vatios, mientras que los modelos más avanzados llegan a los 1.600 vatios. Decantarse por uno u otro irá en función del tamaño de la parcela y, también, de nuestro bolsillo. Existen modelos autopropulsados, aunque estos últimos sólo interesan si el terreno presenta muchos desniveles.
Los cortacéspedes de gasolina son los más recomendables cuando el tamaño del jardín supera los 400 metros cuadrados. La mayoría son ya autopropulsados, lo que nos evita tener que empujarlos, y además cuentan con mayor libertad de movimiento que los eléctricos ya que no necesitan alimentación externa. Por contra, generan mayor nivel de ruido y nos obligan a disponer de una garrafa de gasolina sin plomo en algún lugar de la casa. Cuando el terreno que debemos segar sobrepasa los 2.000 metros cuadrados, lo mejor es buscar un modelo autoportante. Su precio es muy superior, pero el ahorro de tiempo es significativo..
¿Rotativo o helicoidal?
Esta es otra de las dudas que suele surgirle a la gente que se enfrenta a la compra de su primer cortacésped. Si queremos que nuestra pradera presente un buen aspecto sin tener que desembolsar una gran cantidad de dinero, entonces las segadoras rotativas son la mejor opción. No permiten un corte excesivamente bajo (normalmente el límite está en 3 centímetros) pero a cambio el resultado es más que satisfactorio. Las cuchillas se desmontan con facilidad y podemos afilarlas nosotros mismos o llevárselas a un afilador. Su buen estado es vital para obtener una buena siega, tal y como aseguran desde Outils Wolf: "para que el césped conserve un buen aspecto, mantenga la cuchilla afilada. Mellada o desafilada, arranca las briznas en vez de cortarlas".
Por otro lado, tenemos las segadoras helicoidales, utilizadas más por profesionales. Su sistema de cuchillas alrededor de un eje central permite cortes muy bajos, de pocos milímetros, por lo que son ideales para campos de golf o lugares que requieran una presentación muy cuidada. Este tipo de cortacésped lleva las cuchillas a muy baja altura, lo que obliga a revisar el prado previamente en busca de piedras u objetos que puedan atascar la máquina. Incorporan un rodillo trasero que produce un efecto de 'rayado' sobre la hierba, similar al que vemos en los campos de fútbol. Su mantenimiento es más elevado que los rotativos, y sus cuchillas tienen que afilarse en sitios especializados.
Otros aspectos que debemos considerar
Además del tipo de motor y la forma de las cuchillas, existen otros factores que pueden hacer que nos decantemos por un modelo u otro. El ancho de corte es algo esencial, especialmente para jardines grandes. Cuando mayor sea, más cantidad de césped podremos segar en el mismo tiempo. Por contra, los más estrechos serán más manejables y nos permitirán pasar por sitios con poco espacio. Tampoco debemos descuidar la altura de siega, ya que casi todos los modelos permiten variarla. Desde Honda recomiendan "elevar la altura de corte siempre que el césped se vea sometido a algún accidente (falta de agua, hongos, etc.). Ten en cuenta que, cuanto más baja sea la siega, más sensible será el césped". Hay modelos que permiten variar la altura con una simple palanca, mientras que otros obligan a modificar cada rueda.
A día de hoy, también es casi indispensable que nuestro nuevo cortacésped incorpore una función que nos permita detener las cuchillas sin parar el motor. Esto es muy útil cuando tenemos en el jardín caminos, grava, tapas metálicas o riego automático, ya que podremos pasar por encima sin temor a destrozar algo. Tampoco debemos descuidar el material de construcción de la carcasa. Los más económicos suelen estar realizados en plástico ABS, más ligero pero también menos resistente. Los modelos de mayor precio ya vienen con carcasa de fundición de aluminio, que pesan algo más pero a cambio soportan mucho mejor el paso del tiempo.
Por último, las empresas que fabrican este tipo de máquinas empiezan a sacar kits de mulching que podemos acoplar en cualquier momento. De este modo, la hierba no se deposita en la bolsa, sino que se tritura de nuevo y vuelve a depositarse sobre el césped, formando un acolchado. La ventaja del mulching es que crea una capa sobre la superficie que mantiene la humedad y hace que el césped tenga mejor aspecto. Este tipo de siega nos obliga a incrementar la frecuencia de corte, ya que si el césped está demasiado alto, la máquina no triturará bien la hoja y dejará trozos demasiado grandes. Por eso, lo ideal, es utilizar este sistema en momentos puntuales, cuando el césped sea más proclive a infectarse por algún hongo.
Teniendo conocimiento de estos detalles, ahora queda en la mano de cada uno elegir un modelo de cortacésped adecuado, teniendo en cuenta siempre las necesidades del jardín y de cada bolsillo.