Una vez puesta nuestra compostadora en el sitio elegido, deberemos seleccionar los desperdicios que van a integrar el compost, separando los orgánicos (follaje, pozos del café restos de hortalizas, pieles de fruta, cáscaras de fruta, etc...) de los inorgánicos. Si trituramos los desperdicios antes de introducirlos en la compostadora, tardará menos en descomponerse. Podemos añadir un complemento mineral a la mezcla (polvo de roca oarcilla), para equilibrar el contenido nutritivo. También es necesario remover cada cierto tiempo los desechos, y humedecerlos con agua.
El proceso de descomposición de los desperdicios hasta transformarse en humus es muy lento, para alcanzar el nivel óptimo habrá que pasar entre seis y nueve meses después de prepararse, aunque hay factores que pueden ayudar a que se descomponga antes, como el calor y la humedad también existen en el mercado acelerantes de la descomposición.
Para comprobar que el grado de madurez es el idóneo, podemos introducir un palo en el compost, si sale negro, voltéalo para que se airee. Está muy húmedo y puede pudrirse, también se podría añadir trozos de madera. Sí, por el contrario, está reseco, humedecerlo añadiendo agua. La textura ideal es parecida a la de una esponja escurrida. Cuando esté así podrás añadirlo a semilleros, macetas o al suelo.
Aspecto que debe tener el compost transcurrido un tiempo.
Hasta la próxima, espero que os haya gustado.