Un huerto compuesto por maíz es una variedad amplia que nos da la posibilidad de preparar diversos platos diferentes, todos ellos con los ingredientes más saludables. El Zea mays, de la familia de las gramíneas, posee un tallo que puede alcanzar los cuatro metros de altura y hojas alargadas y afiladas. Su fruto, la mazorca, está formado por multitud de pequeños granos muy juntos que serán un alimento delicioso tanto para consumirlo fresco en ensaladas como para asarlo.
El origen del maíz no se conoce a ciencia cierta, aunque se cree que se cultiva desde hace más de 7.000 años en México. Formaba parte indispensable de la dieta de civilizaciones como la azteca o la maya, en la que se consideraba como un regalo de los dioses. Miles de años más tarde su cultivo se extendería por Europa y el resto del mundo.
Cultivo en primavera
El cultivo del maíz se realiza mediante semillas. Para su correcto desarrollo esta hortaliza necesita ubicarse en un lugar luminoso, con temperaturas templadas, de unos 25 grados, algo menos para la germinación de la semilla, que se producirá unos diez días después de la plantación. Por ello, en climas templados las semillas germinan bien si se plantan directamente en el exterior a principio de la primavera, pero en climas fríos lo realizaremos en el interior y cuando haya pasado el riesgo de heladas lo trasladaremos al terreno definitivo del huerto.
El maíz se desarrolla bien en casi todo tipo de suelos, aunque los más indicados son aquellos ligeramente ácidos. También ha de tener un buen drenaje para evitar los encharcamientos y ser rico en materia orgánica, lo que garantizará que sus necesidades minerales estén cubiertas. Las semillas se situarán a una profundidad de unos 5 cm. con una separación entre ellas de cerca de 1 m.
Los cuidados adecuados para una buena cosecha
Durante los periodos de crecimiento y floración es necesario un riego constante, de forma que el terreno se mantenga siempre húmedo. Durante la maduración de las mazorcas las necesidades de agua que requiere el maíz son menores.
El maíz necesita diferentes minerales para su correcto crecimiento por lo que el abonado es una de las tareas que realizaremos, excepto durante la época de crecimiento de los granos de la mazorca. Nos fijaremos en especial en el nitrógeno, cuya carencia provoca que las hojas adquieran un tono amarillento, en el fósforo, que mantendrá la fortaleza de las raíces, y potasio cuya falta hará que la planta sea más sensible a las enfermedades.
Asimismo es conveniente eliminar la maleza que crece en torno al maíz, ya que consumirá parte de los nutrientes destinados a nuestra planta. La recolección se realizará a finales de verano; retiraremos las mazorcas con cuidado, cuando estén secas.
Las enfermedades y plagas más comunes
Para obtener una buena cosecha hemos de cuidar de la salud de nuestra hortaliza. Los pulgones son una de las principales plagas que afectan a la planta; la prevención es importante y parte de la eliminación de la maleza, pero si ya hubieran aparecido, los eliminaremos con productos específicos. De la misma forma solucionaremos el problema de la aparición de diversos tipos de gusanos que se alimentarán de diversas partes del maíz.
Entre las enfermedades que pueden aparecer destacan la roya que provocará la aparición de pústulas marrones en las hojas y que combatiremos por medio de fungicidas, al igual que el carbón del maíz, a causa del que surgen agallas de color negruzco en diversas partes de la planta.
Imágenes: Sxc.hu
Fuentes de información: Fao.org; Infoagro.com; Fertiberia.es; Mayadiscovery.com