No debemos olvidar que se trata de seres vivos y que no son juguetes. Si vamos a utilizar estas plantas como elementos decorativos, debemos tener en cuenta que requieren cuidados especiales. De hecho, hay algunas especies, como el acebo, que están en peligro de extinción.
El abeto: el árbol de Navidad
Sin duda, el abeto es la estrella de las fiestas navideñas. Muchas personas creen que comprando un árbol de plástico están haciendo un favor al ecosistema, sin embargo, pocos saben que estas plantas artificiales son tóxicas. Poner un abeto natural también agrede al medio ambiente, ya que lo sacamos de su hábitat y las posibilidades de que sobreviva fuera de su entorno son muy limitadas.
Comprar abetos en esta época es relativamente fácil: en viveros, puestos callejeros, rastrillos... Sólo un 5% de los árboles sobreviven, ya que acaban asfixiados por la calefacción y los adornos navideños. La falta del cepellón, es decir, del bloque formado por las raíces y la tierra, suele ser la causa fundamental de que el abeto no supere las Pascuas.
Para que puedan volver a la vida, muchos ayuntamientos indican a sus ciudadanos los lugares donde pueden llevar el árbol, para que éste sea replantado una vez pasadas las Navidades.
Normalmente, los abetos acaban repoblando viveros municipales y, una vez superado un tiempo de adaptación, acaban cubriendo jardines y parques. Si no se superase, se suelen reciclar para elaborar abono vegetal muy beneficioso para otras plantas.
A la hora de comprar un abeto, optaremos por uno con todo el cepellón. Deben plantarse en suelos drenados, o bien en macetas donde se pueda eliminar el agua de riego que sobre. A su vez, los árboles se han de regar abundantemente después de adquirirlos, colocándolos en un lugar fresco de la casa, lejos de los radiadores o de las estufas.
El riego tiene que hacerse a diario, sin excedernos con el agua. Los pinos y los abetos tienen que ventilarse con aire del exterior, por eso, si podemos, sacaremos el árbol fuera durante unas horas, o bien dejaremos abiertas las ventanas.
Los ecologistas ponen cada año la voz de alerta. Por eso hemos de ser conscientes de que tenemos que cuidar con mucho mimo estos árboles, protegerlos y seguir estos consejos, para que pueda permanecer más allá de las Navidades. Si no lo vamos a cuidar, es mejor olvidarnos del árbol y decorar de otro modo nuestra casa.
El acebo
Este arbusto de hoja perenne es uno de los símbolos de la Navidad, aunque hoy, desgraciadamente, constituye una especie en peligro de extinción. Está protegida en España, por eso se prohíbe coger sus ramas del campo. Crece en bosques de Europa oriental, central y del sur, y durante muchos años se ha utilizado como seto ornamental. Su forma y sus colores se suelen reproducir de manera artificial como adorno navideño.
El acebo es un arbusto de hojas perennes coriáceas de color verde y corteza lisa, autóctono de la Península Ibérica. Sus hojas suelen ser espinosas en las partes más bajas, para proteger los frutos de los animales. Sus flores son muy pequeñas y sus frutos, venenosos, de un rojo intenso, que se mantienen durante todo el invierno. Para plantar un acebo son necesarias dos bayas, una masculina y otra femenina.
Si optamos por cultivar un acebo tendremos que usar semillas o esquejes ya que no tolera bien el trasplante. Hay que tener en cuenta que necesita mucho riego en verano y abono para su época de crecimiento. No es especialmente exigente con los suelos, aunque prefiere que sean ligeramente ácidos. Su crecimiento es lento, porque las raíces tardan en afianzarse. Sus copas son más densas si se plantan al sol. Soportan las podas fuertes, de ahí su utilización para setos.
La Flor de Pascua
¿Qué sería una casa en Navidad sin una flor de Pascua adornando el salón? Aunque se pueden conservar durante varios años, es frecuente que una vez terminada la floración navideña, estas plantas se echen a perder debido al desconocimiento de su cuidado y mantenimiento.
Las hojas de la flor de Pascua son de color verde oscuro, aterciopeladas y con los bordes dentados. Las hojas verdes se combinan con otras centrales de color rojo intensas, aunque también existen variedades menos conocidas en tonos blancos, rosados y amarillos. Lo que llamamos flor son las hojas bráceas, que tienen forma de pétalos. Se mantienen rojas y lozanas de noviembre a enero, de ahí que se utilicen como adorno navideño en estas fechas.
Si queremos que la flor de Pascua sobreviva a las Navidades, tendrá que estar a temperaturas constantes, entre 16 y 21º C, sin recibir corrientes de aire y con buena iluminación. Regaremos de modo abundante, aunque siempre esperaremos a que se haya secado la tierra hasta volver a regar. No debemos rociar con agua las hojas rojas, ya que se deterioran.
Esta planta se poda en primavera, cuando ya no tiene hoja. Los tallos tendrán una medida de entre 6 y 8 cm. y suspenderemos el riego hasta que salgan las nuevas hojas. Esto permite, además, la reproducción con los esquejes que se hayan obtenido.
El muérdago
Las ramas de muérdago son muy habituales, sobre todo en países anglosajones, como adorno navideño en puertas y ventanas, porque se considera símbolo de buena suerte. Es una planta parasitaria que se alimenta de la savia de otras plantas, ya que es capaz de enraizar sobre las ramas de encinas, pinos, manzanos y robles, en lo que a simple vista parece una madeja de tallos apelotonados.
Durante el siglo XIX, en Inglaterra y Francia, los mendigos pedían dinero durante las Pascuas con ramas de muérdago en la mano, de ahí que esta planta haya adquirido su connotación navideña. La tradición dice que aquella mujer que recibe un beso bajo el muérdago en Nochebuena encontrará el amor que busca o conservará el que ya tiene. Normalmente, si una pareja pasa por debajo de una puerta con muérdago, deben besarse si quieren que les proteja la buena suerte.
El muérdago se puede adquirir ya cortado en mercadillos navideños. A menudo forma parte de pequeños ramos con otras plantas verdes, y casi siempre con bayas. Aparte de sus utilidades decorativas y asociadas a la superstición navideña, posee propiedades medicinales, antiespasmódicas y tranquilizantes, por eso se ha considerado muy útil contra la epilepsia, los vértigos y las convulsiones. Como muchas plantas, puede ser tóxico en grandes cantidades.