(Imagen/ Flickr: aherrero)
Probablemente alguna vez hayas degustado algunos licores con flores de sabor exquisitamente dulce, uno de esos elixires de fuerza gustativa asombrosa que dejan en la garganta un rastro especial difícil de olvidar.
Los licores con flores como ingrediente principal resultan muy apreciadas por el característico gusto que imprimen en el paladar.
Los estudiosos del nacimiento de los primeros alcoholes señalan con el dedo a las prácticas kémicas egipcias. La transmutación y el misterio de aquellos que protegían y daban forma a la piedra angular del conocimiento rodeaban antaño a los albores de lo que hoy se ha desmitificado de modo cercano al absoluto y se produce industrialmente: el licor.
El licor con flores es un método altamente desarrollado en el presente, otrora resultaba de lo más enigmático y estaba reservado a eruditos y sabios que fueron tachados de brujos o magos.
La popularización temprana del alambique exportó las virtudes de aquellos líquidos que encendían el alma y clarificaban la mente a las diferentes culturas que se iban asentando por Europa.
(Imagen/ Flickr/ alambique: El Bibliomata)
Un matrimonio bien avenido
Una de las alusiones más vetustas acerca de la aplicación de la flora al mundo de los étilos proviene de la cultura árabe, si bien en la ciudad que renació de la mano de Abderramán I, Córdoba, la destilación del agua de rosas se encaminaba a la obtención de perfumes y no de bebidas.
La época oscura por excelencia, la Edad Media, tampoco quiso frenar los avances en cuanto a las técnicas para obtener licores, pero estos experimentos se llevaban a cabo a puerta cerrada en los monasterios donde religiosos tomaban el papel de químicos-sanadores fabricando esencias de efecto milagroso para la cura de las dolencias comunes.
Estos remedios de orden empírico no destacaban precisamente por poseer un sabor agradable, así pues, flores, hierbas aromáticas y frutas comienzan a adquirir el protagonismo merecido.
El renovado aire renacentista sopló el polvo de los libros enterrados en los claustros eclesiásticos y transmitió al arte una nueva significación. Italia sería gran admiradora de los licores más audaces tales como el rosolí, fruto de la maceración de la miel y los pétalos de rosa.
Por otra parte, los siglos XVII y XVIII serían testigos del animoso apego del país galo a reputados néctares.
(Imagen/ Flickr/ destilación: )
Atrévete a beber de tu jardín
Existen cuatro componentes básicos que deberás tener listos para tus primeros pinitos como alquimista del siglo XXI: agua, azúcar, alcohol y flores o hierbas.En primer lugar, la provisión del agua adecuada determinará con mucho el resultado final de tu primera cosecha casera. El agua debe ser destilada pero, a falta de la misma, también se puede recurrir a las de rango mineral, siempre que estén exentas de gas.
El azúcar debe elegirse en función de licor que queremos obtener: blanca si el licor es incoloro y morena si la tonalidad es oscura.
La tipología de los alcoholes que podemos emplear admite varias opciones, pero siempre habrá que mezclarlo con agua para rebajar su graduación. Por ejemplo, precisaremos de partes iguales de agua y alcohol si éste último tiene 90 grados, mientras que la fusión perfecta con un alcohol de 60 grados requiere de un cuarto de agua de su volumen total.
Para simplificar, está en nuestra mano la elección del vodka e incluso del orujo, como aguardientes sustitutivos del alcohol neutro.
Siempre será más gratificante que las hierbas y las flores de nuestro licor casero hayan sido cultivadas en macetas propias, pero también es posible recurrir a herboristerías.
Algunas de las hierbas célebres son la albahaca, la menta, la salvia, el romero, el laurel, la mejorana o el saúco.
Entre las flores, la rosa es quizá la más alabada pero también hay sitio para la acacia o el jazmín.
(Imagen/ Flickr/ destilación aguardiente: Javi Vte Rejas)
Primeras experiencias
Ahora, te damos un par de recetas de sencilla elaboración para que puedas ofrecer a tus invitados una parte de tu talento. Toma nota.
Licor de menta
Ingredientes: 1 litro de aguardiente, 1 litro de agua, 60 hojas de menta, Algunas semillas de anís, 1 kilo de azúcar.
Elaboración: Coloca en el recipiente del aguardiente las hojas de menta y las semillas de anís. Mantenlo en reposo durante diez días. Elabora un jarabe con azúcar y agua y mézclalo con la preparación inicial una vez esté frío. Agita con cuidado y fíltralo.
(Imagen/ Flickr/ licor de menta: lemon168)
Licor de rosas, jazmín y azahar
Ingredientes: 100 pétalos de rosas rojas, 10 flores de jazmín, 10 flores de azahar, Media barrita de vainilla, 2 clavos de especia, 50 gramos de pasas de Corinto, Un litro de aguardiente, 1/2 kilo de azúcar, 1/2 litro de agua.
Elaboración: Coloca todos los ingredientes (flores, clavo, vainilla, pasas y aguardiente) en un frasco, ciérralo herméticamente y déjalo reposar durante un mes. Este preparado debe agitarse de vez en cuando. Transcurridos los treinta días, prepara un jarabe con azúcar y agua, mézclalo con la preparación macerada, agita y, por último, fíltralo.