Se les da este nombre de lavanda porque se toman en verano, después del crecimiento de los brotes, pero antes de que maduren y se vuelvan leñosos, es decir, que se endurezcan.
El momento de hacerlo
La lavanda se debe sembrar por la mañana, ya que ese es el momento del día en el que están más provistos de agua.
Si vas a plantarlos después de realizar el corte, hazlo por la noche, ya que la concentración de hidratos de carbono favorece el enraizamiento.
Pasos que debes seguir
Lo primero que debes hacer es elegir los tallos. Conviene que estén bien desarrollados, de unos 6-8 cm. La base tiene que estar dura, aunque el extremo esté tierno.
A continuación, debes llevar a cabo los siguientes pasos:
1. Realiza el corte. Hazlo por debajo de un nudo (punto de unión entre el tallo principal y otros laterales, o entre los tallos y las hojas). Es importante que lo hagas en esa zona, ya que cuenta con una alta concentración de nutrientes que favorece la formación de raíces.
2. Elimina unos centímetros de follaje. Debes arrancar las hojas más bajas de cada esqueje para dejar un tramo corto de tallo limpio que será el que se entierre en la maceta o en el jardín.
3. Impregna el extremo inferior con una hormona de enraizamiento (puedes comprarlo en tiendas especializadas y centros de jardinería). El producto lo encontrarás en polvo, líquido o gel.
4. Haz un agujero en el sustrato por cada esqueje y, a continuación, plántalos.
5. Riega abundantemente. Debes asegurarte de mantener la tierra siempre húmeda.
No olvides que...
- Es cierto que los esquejes necesitan calor, pero nunca debe darles el sol directo. Por esta razón, intenta protegerlos si se encuentran en una zona muy soleada del jardín.
- Necesitan una humedad elevada y un sustrato siempre húmedo, aunque debes procurar no encharcarlos.
- Si has plantado los esquejes en una maceta, transplántalos a una maceta más grande cuando las raíces comiencen a sobresalir por los agujeros del drenaje. No te extrañe que tarde bastante tiempo en ocurrir esto (entre tres y doce meses).