La lavanda (Lavandula spp.) es una planta aromática ampliamente valorada por sus características tanto medicinales como ornamentales. Su hermoso follaje plateado y sus flores vibrantes la convierten en una adición encantadora a cualquier jardín. Además, la lavanda posee propiedades relajantes y terapéuticas, lo que la convierte en una planta versátil y deseada. En este artículo, te guiaremos a través de los pasos necesarios para producir esquejes de lavanda y multiplicar esta maravillosa planta en tu propio jardín.
Este tutorial es válido para los diferentes tipos de lavanda que existen, como Lavanda latifolia.
Paso a paso para realizar esquejes de lavanda
Paso 1: selección de la planta madrePara obtener esquejes de lavanda exitosos, es esencial elegir una planta madre saludable y vigorosa. Busca una planta que exhiba un crecimiento robusto, con tallos fuertes y hojas sanas. Asegúrate de seleccionar una variedad de lavanda que se adapte a tu clima y condiciones de cultivo.
Paso 2: preparación del material y herramientas
Reúne los materiales necesarios antes de comenzar el proceso de esquejado. Necesitarás tijeras de podar limpias y afiladas, un sustrato ligero y bien drenado (como una mezcla de turba y perlita), y pequeñas macetas o bandejas de cultivo. Como alternativa adicional para acelerar el proceso, también puedes optar por utilizar hormonas de enraizamiento.
Paso 3: corte de los esquejes
Identifica los brotes jóvenes y vigorosos en la planta madre de lavanda. Utilizando las tijeras de podar, corta los esquejes de aproximadamente 7 a 10 centímetros de largo, justo debajo de un nudo o yema. Es importante asegurarse de que cada esqueje tenga al menos 2-3 pares de hojas y que el corte se haga de forma diagonal, para aumentar la superficie del corte expuesta a la producción de raíces.
Como recomendación adicional, es sensato preparar varios esquejes de lavanda por si alguno sale mal.
Paso 4: retirada de las hojas inferiores
Retira las hojas inferiores de cada esqueje, dejando solo las superiores. Esto reducirá la pérdida de humedad y promoverá un mejor enraizamiento.
Paso 5: preparación de los esquejes para enraizar
Si deseas aumentar las posibilidades de éxito en el enraizamiento, sumerge la base de los esquejes en una hormona de enraizamiento. Si bien esto no es estrictamente necesario, puede acelerar el proceso y mejorar los resultados. La mayoría de los productos que podemos encontrar en el mercado están compuestos de polvo o gel de fácil impregnación para base del corte.
Paso 6: plantación de los esquejes de lavanda
Llena las macetas o bandejas de cultivo con el sustrato previamente preparado. Haz agujeros en el sustrato con un lápiz o palillo y coloca cuidadosamente cada esqueje en un agujero. Asegúrate de que el sustrato se mantenga húmedo pero no empapado durante todo el proceso de enraizamiento.
Una buena mezcla de sustrato para optimizar el enraizamiento de cualquier tipo de esqueje es el siguiente:
50% sustrato universal
20% humus de lombriz o compost vegetal
30% fibra de coco o cualquier material drenante Paso 7: cuidado y mantenimiento
Coloca los esquejes de lavanda en un lugar cálido y luminoso, pero evita la luz solar directa. Mantén el sustrato húmedo y proporciona ventilación adecuada, pero sin corrientes de aire. Si utilizas macetas individuales y vives en un ambiente de baja humedad ambiental, puedes cubrirlas con una bolsa de plástico transparente para crear un ambiente húmedo.
La correcta humectación del sustrato es el factor más clave para conseguir enraizar esquejes de lavanda. Hay un término medio de humedad ideal perfecto que se consigue regando poca cantidad pero con mucha frecuencia (cada 2 días aproximadamente).
Paso 8: enraizamiento y trasplante del esqueje de lavanda
Después de aproximadamente 4-6 semanas, los esquejes comenzarán a desarrollar raíces. Para verificar esto, suavemente tira de los esquejes y observa si hay resistencia. Una vez que las raíces sean lo suficientemente largas y fuertes, trasplanta los esquejes a macetas individuales o a tu jardín, asegurándote de proporcionarles un buen drenaje y espacio adecuado para crecer. Si la maceta tiene suficiente tamaño, te ahorrarás el proceso del trasplante y el estrés generado en el proceso.
No olvides seguir estimulando tu pequeña plántula de lavanda con materia orgánica, algún fertilizante en baja concentración o con bioestimulantes (aminoácidos y extractos de algas).