Hay quienes la están esperando durante medio año y que la disfrutan al máximo cuando la primavera llega al calendario. Pero hay otros quienes preferirían que, aunque trae consigo el sol y el buen tiempo, durara lo menos posible y que diera paso cuanto antes al verano. Hablamos de las alergias al polen de las plantas. Así que no todos disfrutan de un huerto que rinde al máximo y un jardín colorido, más bien, los sufren.
Para las plantas, la primavera es la época de polinización: las partículas de polén (microscópicas) pululan por el ambiente para acabar cayendo en los estigmas de las flores y así posibilitar la producción de semillas y frutos. Y es en ese proceso cuando se produce las alergias al polen de las plantas. Entre los que más afectan están el de las gramíneas, los olivos, las arizónicas y el platanero.
La alergia a las gramíneas es la más común. Estas comprenden multitud de especies herbáceas en forma de espiga y con flores pequeñas (la hierba de los prados o cereales cultivados por el hombre). Durante el invierno han estado germinando, sobre todo si ha habido bastantes precipitaciones, y es a finales de primavera (mayo y junio en el hemisferio norte) cuando reaizan la polinización y siembran el caos entre los alérgicos.
Las arizónicas también plantean bastantes estragos durante la primavera, pero a diferencia de otros, rara vez provoca asma. Se tratan de los cipreses y típicos arbustos y setos que delimitan las fincas o los chalés. En el clima mediterráneo también tiene mucho impacto el olivo, que al igual que las gramíneas, poliniza en mayo y junio. De hecho es frecuente que si se es alérgico a uno, también se sea al otro. La gran cantidad de olivos que hay en el sur y levante español hace que haya mucha concentración de polén por esas fechas. Un mes antes polinizan los plataneros de las orillas de los ríos, pero con mucha menos intensidad, por lo que su incidencia es menor.
Los días soleados y con mucho viento son los peores, porque las plantas requieren calor para polinizar, con lo que hay más polen en el ambiente y que encima se desplaza más. Por lo tanto, no hace falta vivir en el campo para pasar un día entero con estornudos, concongestión nasal y ojos llorosos.
En general no se puede hacer nada en especial por prevenir las alergias más allá de evitar tener las ventanas abiertas o ponerse incómodas mascarillas para salir a la calle. Sólo los antihistamínicos y otros medicamentos recetados por el médico podrán ayudarnos a combatir los molestos síntomas.
Fuentes: Smclm.com / Redaragon.com