El riego debe realizarse en pequeñas cantidades, de forma moderada y habitual. El mejor tipo de agua para regar la planta es la que proviene de la lluvia, ya que, no contiene impurezas. El abonado de estos pequeños arboles llamados bonsái debe realizarse en las temporadas de primavera y otoño y debemos utilizar un abono orgánico sólido.
La poda que se realiza es de dos tipos: de mantenimiento, para que el bonsái adquiera la forma y el tamaño adecuados, y de formación, para podar radicalmente el bonsái y otorgarle la forma deseada. Entre las plagas principales que afectan al bonsái podemos destacar el pulgón, la araña roja y cochinilla algodonosa, pero para prevenirlas nos resultarán muy útiles los plaguicidas para plantas domésticas.
¿Tenéis algún bonsái en vuestra casa? ¿Qué opináis sobre mis consejos?