Jardín invernal: Amarillo blanquecino en el frío
El primer consejo para el jardín invernal es sembrar el Symphoricarpos albus Turesson con sus grandes bayas blancas es un 'tópico imprescindible' en el parterre de mayores dimensiones. Cuanto más soleado sea el lugar, más bayas tendrá el arbusto. El Symphoricarpos crece con gran facilidad en cualquier tipo de suelo y lugar de emplazamiento. Es bonito para cubrir grandes extensiones en las partes más agrestes del jardín.
Las bayas de color amarillo cálido del espino cerval marino (Hippophae) proporcionan mucho color. Los pájaros consideran esta planta, originariamente silvestre, como el refugio ideal. Las bayas contrastan de maravilla con la esbelta hoja gris. El espino cerval marino es un arbusto vigoroso, capaz de crecer en las circunstancias más extremas.
El jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), con su floración dorada, es un arbusto trepador con una propiedad muy particular: incluso cuando hay nieve y fuertes heladas, las ramas se esconden debajo de una auténtica ofrenda floral. Crece de manera irregular y por eso es conveniente sujetarlo a una pérgola o pared. El arbusto exige poco del lugar de emplazamiento y se conforma con prácticamente cualquier tipo de suelo.
Rosado invernal
La pesgua (Gaultheria) es una preciosa planta tapizante que también queda espectacular en macetas o cestas. En octubre ya aparecen los frutos rojos, seguidos en el invierno por las hojitas de color rojo burdeos. Exige un tipo de suelo ácido o rico en humus y es ideal para el jardín de brezos.
El viburno invernal (Viburnum bodnantense Dawn) germina con fragantes flores de color rosa en las ramas peladas. De noviembre a marzo el arbusto se adorna con decorativas umbelas de flores rosas, que decoloran al blanco hacia el final del invierno, cuando hay menos heladas. La mayoría de las variedades de Viburnum exige un suelo nutritivo rico en humus.
La Skimmia japonica es única, gracias a su hoja perenne coriácea y los botones de color rojo cálido y rosa que se pueden apreciar desde el otoño tardío hasta muy entrada la primavera. Las florecitas blancas aparecen al final de la primavera. Queda muy bonita en el arriate o la rocalla, y también en una maceta (resistente a las heladas) o una cesta robusta en la terraza. Esta maravilla entre las plantas de invierno prefiere estar en un suelo rico en humus.
Rojo llameante
El rosal botánico (Rosa rugosa) es una belleza durante los meses de frío gracias a sus escaramujos de color rojo intenso. Los pájaros se vuelven locos por estos frutos. Se venden muchas variedades de rosales botánicos; como arbusto, rosal trepador y también en un pie. A la mayoría le gusta estar en un suelo arenoso calizo, pero a la vez nutritivo y ligero. No lo ubiques en un lugar demasiado húmedo.Imprescindible es también el clásico verde navideño, el acebo (Ilex aquifolium), con sus escarchadas bayas rojas y la preciosa silueta de las hojitas perennes coriáceas y espinosas. Precisamente en el invierno causan una impresión muy especial los arbolitos de acebo en pie. También es muy decorativo como seto.
No pongas las variedades multicolores en un lugar demasiado oscuro; para la mayoría de ellas es adecuada una ligera sombra.
Una nebulosa silueta azul
La bergamota (Monarda) florece prolongadamente en el verano y posee una aromática fragancia. Esta planta también es espectacular en el invierno, gracias a su llamativa silueta con las flores marchitas. La bergamota es una vigorosa planta vivaz para un suelo de jardín fértil.
Incluso en los meses invernales, las hojas decoloradas y secas de diversas gramíneas decorativas tienen su valor ornamental. El juego de viento y lluvia da a las plantas un aspecto distinto cada vez. Cubiertas de una capita fina de rocío matinal, escarcha o nieve, estas gramíneas tienen un aspecto transparente y nebuloso.
Flores sorprendentes
El eléboro o rosa de Navidad (Helleborus orientalis) llama la atención ya en enero con flores maravillosas en gallardos tallos. Éstas varían del blanco al rosado, hasta un intenso morado. A veces también están preciosamente moteadas o tienen un bonito dibujo en la parte interior.
Para obtener un mar de flores hay que cortar gran parte del follaje antes de que empiece el invierno (en octubre o noviembre). El eléboro prefiere un suelo fértil que retiene la humedad y un lugar abrigado. Colócalo cerca de casa, para poder disfrutar de las sorprendentes flores desde el interior.