Se acerca Halloween y que mejor manera de celebrarlo que decorar tu jardín. Una fiesta cada vez más extendida por la geografía mundial en la que el objetivo primordial es asustar a los que nos rodean. La noche del 31 de octubre las calles se llenan de niños y no tan niños disfrazados de personajes terroríficos como esqueletos, zombies, momias o brujas, que asaltan los barrios puerta por puerta jugando al tradicional 'trick or treat' con calabaza en mano. Este 'truco o trato' consiste en un chantaje que el inquilino debe aceptar entregándole a los chiquillos caramelos, dulces y golosinas a cambio de no convertirse en víctima de sus travesuras.
Además de estos disfraces horripilantes y sustos de muerte, la decoración en el jardín con motivos terroríficos se ha puesto muy de moda en la noche de los muertos vivientes. La gente viste sus casas y, sobre todo sus jardines, para impresionar y aterrorizar a los transeúntes y también a los niños que piden caramelos por el barrio. El objetivo es crear un clima de terror y, para ello, los elementos más recurrentes que se colocan en el jardín son las típicas calabazas, pero también se juega con telas de araña artificiales, luces de baja intensidad o tintineantes y esqueletos y tumbas fabricados por nosotros mismos.
Hojas secas ruidosas
Crear una atmósfera de terror en nuestro jardín es más fácil de lo que parece. Uno de los aspectos fundamentales para que la gente huya despavorida al cruzar la valla que separa nuestra casa del exterior es la iluminación. Esto es tan sencillo como cambiar las bombillas, sustituyendo la luz blanca por otras de color rojo intenso. Para darle un toque más espectacular, haremos que la luz tintinee aflojando las bombillas de modo que no tengan un buen contacto y se mantengan en un parpadeo constante.
Para el suelo, ahora que estamos en otoño podemos aprovechar las hojas secas caídas de los árboles que encontramos por el jardín en estos días. En lugar de tirarlas, las iremos guardando para utilizarlas en la 'noche del terror'. Llegada la hora de decorar las esparciremos generosamente por el suelo. Esto dará un aire grotesco a nuestra casa. Además, el sonido que producen al pisarlas les dará a nuestros invitados 'un susto de muerte'. Podemos colocar viejas escobas por el jardín simulando la presencia de brujas.
Árboles fantasmagóricos
Para crear la sensación de que nuestro jardín está embrujado tan sólo necesitamos unas tijeras, cartulina y un poco de pegamento o cinta adhesiva. Las ventanas son uno de los puntos clave en la decoración de esta fiesta. En la parte exterior pegaremos unos murciélagos fabricados por nosotros mismos, dibujando el contorno de la figura del animal en un trozo de cartulina negra y recortando después. Para darles vida, les pondremos ojos con témpera roja.
Los esqueletos son indispensables en toda decoración terrorífica, además de que son muy fáciles de hacer. Aunque podemos comprar un ejemplar de plástico en cualquier bazar, es muy sencillo fabricar uno. Con cartulina negra crearemos el fondo y, sobre él colocaremos el esqueleto que fabricaremos del mismo modo que los murciélagos, pero con cartulina blanca, dibujando el contorno y recortando. Cuando hayamos terminado, los colgaremos de los árboles creando una atmósfera siniestra.
Flores, setos y calabazas
Los fantasmas son otro de los elementos que no pueden faltar. Es, quizás, una de las opciones de más fácil elaboración. Las sábanas son el material por excelencia para evocar las formas espectrales. Basta con colgar algunos trozos de tela blanca de los árboles o arcos de nuestro jardín, en las que pintaremos ojos y boca con rotulador negro. Además, podemos aprovecharnos de los setos para crear la sensación de que nuestra casa está deshabitada, colocando sobre ellos sábanas blancas, simulando que debajo hay algo siniestro.
Por último, jugaremos con las flores creando un pequeño cementerio. Podemos fabricar cruces de cartón a modo de tumbas y colocar pequeñas coronas de flores junto a ellas. Por último, no debemos olvidarnos de las calabazas, los elementos más representativos de la fiesta de Halloween. Si tenemos este fruto en nuestro huerto, cogeremos varios ejemplares y, con un cuchillo, le dibujaremos una cara. Colgadas en diferentes puntos de nuestro jardín y, a poder ser, con una luz dentro, quedarán geniales. Si no tenemos calabazas, una forma económica de conseguirlas es adquirir unas cuantas bolsas de plástico de color naranja a las que les pintaremos ojos y boca y rellenaremos con papel de periódico.
Con unos pocos elementos fabricados por nosotros mismos conseguiremos transformar nuestro jardín en un autentico 'pasaje del terror' en la noche de los muertos vivientes.