La rosa
Es, quizás, la flor comestible más extendida a nivel mundial. Tiene usos en el campo de la cocina salada y para la repostería. Posee características antioxidantes y vitaminas A, B3, C y E. Aunado a esto ayuda con problemas gastrointestinales como diarrea. Servirse un extracto caliente de pétalos de rosa es relajante para el cuerpo.
El diente de león
Un amigo inseparable para proteger el hígado, es la inclusión en la dieta del diente de león. Esta hierba es ideal para mantener en buen funcionamiento y depurado éste órgano. Usado en la cocina como ingrediente de una ensalada, resulta genial. De la misma forma, ayuda a reducir kilos por su alto nivel de agua.
La Caléndula
Su vistoso color anaranjado se lo ofrece sin egoísmos a las preparaciones, por lo que se asemeja (en este aspecto) al azafrán. Es usada en infusiones también. Ayuda a mejorar la circulación. Es antioxidante, antiespasmódica, antibacteriana y contiene betacaroteno. Su sabor es más bien picante.
La flor de calabaza
Es usada en guisos, arroces, sopas, entre muchos otros. Tiene un sabor dulce y delicado. Contiene niveles elevados de ácido fólico, fibra y vitamina A. Permite regular el tránsito intestinal.
El girasol
Con propiedades antiinflamatorias, es el girasol un acompañante seguro de guisos o pastas. Ofrece un llamativo color a las preparaciones y un rico sabor que contrasta entre lo dulce y lo amargo.
El crisantemo
Son flores aromáticas, usadas sobre todo en la cocina asiática. Es rica en vitaminas, hierro, calcio y magnesio. No tiene colesterol y sus grasas totales son muy bajas. Puede ser usada en estado natural en ensaladas, dulces y postres.
La begonia
Es común usarla en salsas. La begonia roja tiene un sabor semejante a la mandarina o como variante de sabores ácidos. Es rica en vitaminas y minerales. La begonia blanca es ácido-dulce. Rica en vitaminas y proteínas. Su uso es ampliamente aprovechado en postres y como acompañante de carnes.
Recomendaciones para la elección y uso de flores comestibles
Asegurarse que su crecimiento fue de forma silvestre o en herbarios especiales. Las plantas suelen llenarse de pesticidas para evitar la prominencia de plagas. No sería adecuado consumir las de este tipo dañarían nuestro organismo.
Considerar documentarse a fondo sobre las flores que realmente son comestibles y las que no. No todo lo que da la naturaleza sirve para el consumo humano. Podrían existir flores que requieran algún tratamiento antes de consumirlas o que tenga sabores muy desagradables.
Limpiar con cuidado las flores comestibles para evitar el consumo de polen que es altamente alergénico. Retirar pistilos y estambres.
No refrigerarlas, se deben consumir frescas. En todo caso se pueden cristalizar con claras de huevo y un poco de azúcar.
Es recomendable que su introducción a la dieta sea poco a poco a fin de evitar problemas en el sistema digestivo por algún tipo de intolerancia.
Aún cuando falta mucho para que las flores comestibles formen parte perenne de la cocina, ya se ven amplios avances en esta materia. Cada día son más los cocineros internacionales que hacen uso de ellas en sus preparaciones. A pesar de considerarse un ingrediente de cocina gourmet, las flores comestibles son muy fáciles de sembrar en casa. Aprovecha tu espacio libre y asegúrate de tener a menudo estos ingredientes. Te ayudarán con sus ricos y variados sabores y, lo más importante, cuidando de tu salud.
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