Pulgón en una planta de habas
El pulgón, ese bichito tan característico del huerto y de las plantas en general, ya ronda mi huerto urbano. Pero este año no voy a luchar contra él. Si quisierais, sabéis que podéis utilizar contra él jabón potásico, un remedio 100% ecológico y fácil de conseguir, además de barato.
Seguramente también sabéis que la mariquita, ese bichito rojo, negro y blanco que revolotea por ahí, es uno de sus mayores enemigos. Hoy en día se pueden comprar mariquitas y te las envían a casa y así tratar de practicar la lucha biológica, en vez de la física o la química. Lo normal es que aparecieran ellas solas, pero desde que estoy en Santiago de Compostela no he visto ninguna. Podrías criarlas perfectamente en casa. Para ello recomiendo que antes recojas bastante pulgón y lo congeles en dosis. Pues si las mariquitas se quedan sin alimento pueden comerse unas a otras. O simplemente soltarlas, aunque creo que esta es la peor opción, pues no tardarán en irse. Si las crías puedes ir haciendo sueltas controladas y sobretodo, lo más importante, puedes soltar sus larvas, que son aún más devoradoras de pulgón que cuando están en fase adulta.
Pero ¿y por qué no las voy a combatir? Pues porque de momento solo afectan a mis habas. La ausencia (de momento) de hormigas, evita en cierta manera que se esparzan. Y como solo afectan a mis habas, las cuales solo planté para recolectar semillas, me da un poco igual. A cambio sirve de atrayente de posibles depredadores del pulgón. Pues no sólo es la mariquita, hay muchos y variados, en la página del Serida asturiano lo explican bastante bien, para que os hagáis una idea. Y es que la ausencia de pulgones, debido a los insecticidas industriales y a la acción directa de éstos, puede ser uno de los motivos de la ausencia de los depredadores -como la mariquita- en mi zona. Es lógico, si no tienen alimento, no crecen. Por lo que yo voy a colaborar con mi granito de arena permitiendo un poco de pulgón.
En caso de que se desmadre un poco optaré por la lucha física, muy útil en pequeños huertos urbanos. Ésta consiste ni más ni menos que en retirar los ejemplares con la mano o algún utensilio.
Sólo si veo que la población crece muchísimo optaré por la lucha química. Pero eso sí, siempre ecológica. En este caso consistiría en el jabón potásico.
Con el tiempo también veré si el ataque del pulgón afecta mucho a mi cultivo de habas. De momento aguantan bien.
Por último debo recordar que un exceso de abono favorece la aparición del pulgones, pues éstos se alimentan de la savia de la planta. Cuanto más abonada está, más atractiva es para ellos.
También podéis ver mi artículo anterior sobre el pulgón, en el que os cuento un poquito más sobre este pequeño chupóptero.