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Alex se sentía nervioso mientras miraba fijamente su reflejo en el espejo del baño. Había practicado lo que iba a decir una y otra vez en su mente, pero ahora que el momento había llegado, las palabras parecían atrapadas en su garganta.
Con un suspiro tembloroso, Alex se obligó a abrir la puerta del baño y salir hacia la sala de estar, donde su familia estaba reunida. Sus padres estaban sentados en el sofá, conversando entre ellos, mientras su hermana miraba su teléfono con desinterés.
— Chicos, necesito hablarles sobre algo importante—, anunció Alex, su voz temblando ligeramente mientras se acercaba a ellos.
Sus padres lo miraron con curiosidad, mientras su hermana levantaba la mirada de su teléfono, intrigada por la seriedad en la voz de Alex.
—¿Qué pasa, Alex? ¿Estás bien?—, preguntó su madre, preocupada por la expresión tensa en el rostro de su hijo.
Alex inhaló profundamente, reuniendo todo el coraje que tenía dentro de él antes de dejar escapar las palabras que había estado guardando durante tanto tiempo.
—Soy bisexual—, declaró, esperando ansiosamente la reacción de su familia.
Hubo un momento de silencio incómodo mientras sus palabras resonaban en el aire a su alrededor. La expresión en los rostros de sus padres cambió de curiosidad a confusión, y Alex sintió un nudo en el estómago mientras esperaba su respuesta.
—¿Qué quieres decir con eso, Alex?— preguntó su padre, frunciendo el ceño con desconcierto.
—Sí, ¿qué estás tratando de decirnos?— agregó su madre, mirándolo con incredulidad.
Alex se sintió desamparado mientras intentaba explicar su verdad a sus padres, pero parecía que no importaba cuánto intentara, simplemente no podían entenderlo.
—Quiero decir que me siento atraído tanto por hombres como por mujeres. Es parte de quién soy—, trató de explicar Alex, su voz temblando con emoción y miedo.
Sin embargo, en lugar de encontrar comprensión o apoyo, Alex solo encontró rechazo y negación por parte de sus padres.
—Eso es ridículo, Alex. No puedes ser bisexual. Solo estás confundido—, dijo su padre, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
—Deberías dejar de decir tonterías y concentrarte en cosas más importantes en tu vida—, agregó su madre, su tono lleno de desdén.
Alex sintió como si un puñal hubiera atravesado su corazón mientras escuchaba las palabras de sus padres. Había esperado que encontraría amor y apoyo al compartir su verdad, pero en cambio, solo encontró rechazo y negación.
A medida que sus padres continuaban desestimando su identidad, Alex sintió que una parte de sí mismo se apagaba lentamente. Había reunido todo su coraje para compartir su verdad con ellos, pero ahora se preguntaba si alguna vez sería capaz de encontrar aceptación en su propia familia.
Con el corazón roto y el espíritu aplastado, Alex se retiró a su habitación, sintiéndose más solo y perdido que nunca. Aunque sabía que su viaje hacia la aceptación estaba lejos de terminar, también sabía que tenía que encontrar la fuerza dentro de sí mismo para seguir adelante, incluso cuando el mundo parecía estar en su contra.