(Imagen: Pixabay)
Perteneciente al género de las Equisetáceas y único superviviente conocido, la Cola de caballo tiene una forma muy peculiar: un tallo vertical (de menos de un metro por lo general, aunque puede llegar a los ocho y cuatro centímetros de diámetro) que centra todo el protagonismo, del que parten unas hojas insertadas helicoidalmente de forma muy similar a las infrutescencias de los pinos.
(Imagen: Pixabay)
A pesar de su apariencia exótica, se encuentran en todo el mundo a excepción de Australia, Nueva Zelanda y Antártida.
Crece en lugares húmidos y su presencia se extiende desde zonas deforestadas a los márgenes de los ríos, lagos y humedales.
Os dejo un vídeo muy completo para conocer todos los detalles de su cultivo y cuidados. ¡A mí me ha encantado!
En cuanto a sus propiedades, destacan varias:
1. De la parte área se extrae su poder diurético, perfecto para la eliminación de líquidos y la reducción de la celulitis.
Podemos realizar una infusión de cola de caballo para aprovechar este beneficio: hervir agua en un cazo y añadir a un vaso en el que previamente habremos colocado planta seca de cola de caballo, posteriormente, verteremos el agua y taparemos el recipiente durante unos cinco minutos (añadir azúcar o miel para contrarrestar su sabor amargo).
2. Tremendamente efectiva, la cola de caballo acaba con herpes, eczemas u hongos. Es cicatrizante y contiene una serie de nutrientes que fortalecen el sistema óseo.
3. Gracias al equiseto, refuerza la flexibilidad de los tendones y paredes vasculares.
4. De manera cauta, para no provocar una sequedad excesiva en nuestro cabello, además, se emplea para acelerar su crecimiento. Podemos aclarar el pelo después de lavado con la infusión previamente citada.
5. Corta las hemorragias, fortalece las uñas quebradizas, ayuda en casos de gota, osteoporosis, hepatitis...
(Imagen: Pixabay)
Si todo lo mencionado anteriormente te parece poco, no hay problema porque, asimismo, podremos elaborar un fungicida ecológico para acabar con plagas como la araña roja o los pulgones:
Dejar reposar unos ciento cincuenta gramos de tallos y hojas de cola de caballo en agua. A continuación, hervir durante veinte minutos en un recipiente con un litro de agua. Dejar que la mezcla se enfríe y colarla en una botella a la que añadiremos cuatro litros más de agua y ¡listo!.
(Fuentes: Wikipedia y facilisimo.com)