Es una planta original desde el punto de vista botánico. Es una criptógama, que al igual que los helechos, se reproduce por medio de esporas. Estas se encuentran únicamente en el llamado tallo fértil, que, con forma de espárrago, sale en primavera. Tiene raíces, pero no posee hojas ni flores, y por lo tanto tampoco semillas.
Hay unas veinte especies de equisetos, que difieren por la altura de su tallo. Las propiedades de todas ellas son semejantes.
Esta planta era reconocida por Dioscórides y ha gozado siempre de muy buena fama como planta medicinal. Actualmente es muy preciada por su elevado contenido de silicio, mineral que participa en los procesos regenerativos de los tejidos. Sin su presencia no se puede realizar la síntesis de fibras de colágeno y elastina.
Aunque el silicio también se encuentra en los cereales integrales, la cola de caballo es el vegetal con mayor proporción de silicio orgánico, esto es, combinado con proteínas (0,5 a 0,8%). El silicio, mineral aislado, es decir químicamente puro, no puede ser absorbido y asimilado por el organismo.
Propiedades medicinales
Toda la planta es muy rica en sustancias minerales, especialmente silicio y potasio. Además contiene saponina (equisetonina), flavonoides, a los que debe su efecto diurético, diversos ácidos orgánicos y resinas.
Posee propiedades remineralizantes, diuréticas, depurativas, hemostáticas y en aplicación externa: cicatrizantes.
Para un mejor resultado se recomienda combinar su uso interno (tisanas) con el externo (aplicación de compresas sobre la piel dañada, en caso de heridas, eccemas o irritaciones solares).