Por su parte, la creencia popular apuntaba a que el hinojo estimulaba la libido. Sin embargo, el hinojo se utilizó también para muchos otros fines: sus semillas, puestas en las cerraduras, espantaban los malos espíritus.
Superstición y religión aparte, los sacerdotes del Medievo no estaban muy equivocados en el terreno medicinal. Es cierto que el hinojo tiene ciertas sustancias que influyen en la digestión, dolores de estómago, apetito y anemia. Las infusiones de sus semillas trituradas, ayudan a adelgazar, porque diminuyen el apetito y aceleran la digestión de las grasas de las comidas.
A los recién nacidos con problemas de espasmos intestinales, se les pueden dar dos cucharaditas frías de esta infusión, después de cada comida. En la cocina es posible utilizar tanto las partes verdes, como las semillas. El hinojo tiene un sabor anisado, que condimenta perfectamente los adobos, las sopas y las ensaladas.
El mejor cultivo
La siembra del hinojo se produce en primavera directamente en el suelo, teniendo en cuenta que puede llegar a crecer hasta 1,5 m. y que necesita por lo tanto bastante espacio para desarrollarse. Un lugar a pleno sol y un poco de tierra caliza son los dos componentes necesarios que pide esta exuberante planta. Las tiernas hojitas de color verde claro y las umbelas amarillas dan un toque especial al fondo del arriate.El hinojo es de la misma familia que el eneldo, así que es mejor no plantarlos demasiado cerca, porque con la polinización cruzada pueden perder su aroma. Corta las umbelas a tiempo antes de que caigan al suelo. Ponlas boca abajo para secar, encima de una fuente; las semillas se caen por sí solas y, de este modo, tendrás suficientes para utilizarlas en la cocina durante todo el invierno. Por cierto, las partes verdes del hinojo se pueden congelar. De este modo no pierden su aroma.